kenma kozume

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ethereal

Se encontraba en la habitación de su novio una tarde de verano

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Se encontraba en la habitación de su novio una tarde de verano. Kenma le había invitado a jugar pero, sinceramente, no sabía cómo jugar, mientras que él parecía estar absorto en el videojuego.

—¿Al menos puedes decirme cómo se juega? ¡Llevo rato perdida y no me ayudas! —dice la chica haciendo un puchero— así nos aburriremos.

—¿No te gusta el juego?

—¡No! O sea... No es eso, solo que como no me manejo igual de bien que tú no puedo disfrutar del juego, pero no me importa jugar un rato más... —a medida que iba hablando su voz iba disminuyendo hasta que se quedó en silencio.

El ambiente se volvió algo incómodo, o al menos la chica lo sentía así.

La fémina se desanimó un poco, ya que había sido amiga de Kenma desde hace muchos años y llevaban de novios casi uno, pero aún así no sabía ni como saltar en el dichoso videojuego.

—Ah... no sé, ¿qué quieres hacer? —le preguntó su novio a la vez que mira a la joven, probablemente algo exasperado por haber puesto en pausa su juego.

—¿Miramos alguna película o serie? No me apetece salir mucho con este calor tan horrible.

Él sonríe levemente, él tampoco disfruta de ese calor tan sofocante, pero no responde.

Hasta que a la pequeña de estatura se le ocurre algo.

—¿Kenma?

—¿Sí?

—¿Te puedo peinar? Ya sabes, con una coleta o trencitas...

Su teñido novio despega la mirada de la Nintendo Switch y mira a su novia.

— Mmm... De acuerdo.

—¿De verdad? ¡Gracias, te quiero!

Rápidamente la joven fue por su mochila dando saltitos de la emoción y de un pequeño neceser sacó unos cuantos coleteros rojos y blancos, que siempre llevaba encima para cuando el pelo le molestaba.

Fue hacia la cama —el lugar donde estaban ella y Kenma— y se sentó a la izquierda del chico, se acercó un poco más de lo normal a él hasta que pegó las rodillas de ambos.

—¿Te molesta que esté tan cerca de tí?

Él murmura un pequeño «No» a la vez que sus mejillas tomaban un pequeño color carmín, a lo que el débil corazón de la chica quiere salirse del pecho, y de un impulso acaricia la mejilla de su novio con sumo cuidado.

El chico cerró sus ojos y pocos segundos después se escuchó el típico game over que indicaba que la partida que él estaba jugando había terminado.

Pero en ese momento a Kenma le importaba muy poco. Realmente al chico le gustaban mucho las caricias que su pequeña novia le brindaba cuando estaban juntos, así que dejó la consola un poco apartada y con ayuda de sus brazos se giró en dirección a la chica y se acercó un poco más a ella.

—Me gusta que me des mimos.

—Y a mí me gustas tú.

El chico se avergonzó y se cubrió la cara con sus manos, a lo que su novia rápidamente y casi riendo le aparta las manos y se tira hacia delante, abrazando la cintura de su novio sin mucha fuerza, quedándose apoyada en el pecho del chico.

Para Kenma la situación era muy etérea y sublime, y realmente lo estaba disfrutando mucho.

Algunos minutos después se habían intercambiado los papeles y ahora era el chico el que le daba caricias en el pelo a su novia.

—Si sigues con la espalda tan encorvada te dolerá después.

—No me importa, estoy cómoda así contigo.

—Mejor, mmm... apoya tu cabeza en mis piernas y te sigo acariciando el pelo. ¿Te parece bien?

Los ojos de la chica se iluminaron al mismo tiempo que en sus labios se formaba una gran sonrisa y se separaba de su novio.

Ambos jóvenes se colocaron bien y al cabo de unos minutos la chica se durmió a causa de los toqueteos que estaba recibiendo en su cabello. Kenma siguió acariciándola un buen rato hasta que él empezó a dormirse poco a poco.

(...)

Después de varias horas de siesta la chica se despertó, levantó la cabeza y vió cómo estaba abrazada a Kenma, el que aún seguía dormido, a lo que se sonrojó un poco. Observó el sereno rostro del chico dormido y se contuvo a la tentación de tocar los finos belfos contrarios, así que su mano izquierda fue a parar al largo pelo rubio.

Despacio se levantó de la cama del chico y vió en la mesita de noche los coleteros, así que se giró hacia su novio y con cuidado se acercó a él y lentamente le hizo un par de coletitas, haciéndole ver mil veces más tierno de lo que ya era. La chica no pudo evitar hacer unas cuantas fotos, pero como era tan tonta se le olvidó quitar el flash, a lo que su novio se despertó y se sintió mal por él.

—¿Mei?

—Perdón, perdón Kenma.

—¿Por qué me hiciste una foto? —decía el chico aún medio dormido y apoyándose en sus hombros.

—Sólo mira que bien sales cariño.

La chica le enseña a su novio su teléfono y el chico se avergüenza por la foto que sale en la pantalla de éste, nota que tiene dos coletas y sus manos van directamente a su cabeza y siente que sí que están, a lo que mira a la chica y ella sonríe inocente.

—Yo también quiero hacerte coletas.

En eso ambos ríen y la chica se vuelve a abrazar a su novio, para después el chico hacerle el par de coletitas y seguido hacerse unas cuantas selfies para sumarlas a la colección que poco a poco iba siendo más extensa.

En conclusión, cualquiera que los vieran juntos se moriría de ternura.

𝐇𝐀𝐈𝐊𝐘𝐔𝐔 ›› 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora