TN

78 13 4
                                    

Estaba tendida en la cama, con sus ojos puestos en mí. Quería huir, deseaba escapar de sus garras, de aquella mirada que decía que yo iba a ser su siguiente víctima que iba a tomar mi sangre, que iba a arrebatarme la vida

Sin embargo todo aquello desapareció cuando su mano acarició mi rostro con gentileza, mientras que apartaba el pelo de mi rostro. Se acercó poco a poco y tras sentir sus labios en los míos, todas las dudas y temores se disiparon completamente.

Mente de Suga.

Sentía frío, soledad y oscuridad cuando vi a un pequeño niño en la lejanía, estaba solo, sentado en medio de la nada y con su cabeza apoyada en sus brazos, cuando comencé a escuchar unos gimoteos.

- Pequeño - me acerque y toqué su rostro con gentileza, cuando sus ojos se alzaron hacia a mí.

- Mamá, ¿por qué tuve que matarla? -al incorporarse, me di cuenta de que no era un niño, sino un adolescente, posiblemente diecisiete o tal vez más.

No entendía sus palabras pero tras unos segundos una mujer apareció detrás de mí, me aparté y dejé que se acercará a él.

- ¿Es que acaso no lo entiendes? Esa niña que mataste, era la única que podía matarte. No sé si aparecerá alguna en un futuro lejano pero ella te enamorará, te traicionará y te matará. No confíes en una carmesí.

Mi entorno había cambiado y ahor aya no estaba oscuro, sino que estábamos en un prado, estaba amarillento, y tras dar un paso hacia ambos pude ver a una niña, muerta y el pasto manchado de su sangre.

- Su primer pecado - dije mientras que miraba los ojos de Yoongi, por lo que supuse, que era la primera persona que mataba.

- Ella era mi amiga.

- No tenemos amigos, solo estamos tus hermanos y yo. ¿Sabes, lo que me costó daros este don? - gritó su madre.

-No quiero esto, no quiero ser un vampiro. Ser humano estaba bien.

- Ser humano, era morir con las enfermedades, de hambre y por la propia crueldad del ser humano. Ahora sois invencibles, solo tienes que asegurarte no tomar sangre de una carmesí.

- ¿Y por qué solo yo?

- porque tú fuiste el único que logré que el diablo reconociera. Tus hermanos fueron contagiados por ti, debes de protegerlos.

-Lo haré, no dejaré que nunca les pasé nada.

-Entonces, asegúrate de sobrevivir a toda costa.

-Lo haré - dijo entre sollozos.

-Entonces promete que matarás a cualquiera que tenga su linaje.

- ¿Y cómo lo sabré?

-Tendrás unas ganas irrefrenables de tomar su sangre, y de unirte a ella. Jamás debes unirte a nadie, jamás te enamores, Suga. Prométemelo

- Te lo prometo.

Fuera de la mente de Suga

Había regresado en mí, Suga me estaba mirando y sus ojos se veían completamente sorprendidos.

- No quería asustarte - se separó de mí, cuando me percaté de que estaba llorando, pero esas lágrimas se debían a él, no a mí.

Pue solo podía preguntarme, que era lo que su madre estaba pensando para hacer un pacto con el mismisimo diablo.

Me limpié el rostro y me incorporé, cuando vi que Suga estaba a caminando hacia la puerta. Me levanté rápidamente, corrí hacia él y abracé su espalda.

- No estoy asustada de ti. Tengo miedo de mí, no quiero matarte.

- ¿De qué estás hablando? - preguntó tras girarse.

- Te vi junto a tu madre. Una carmesí fue tu primer pecado, el arma que puede matarte y aunque no lo entiendo, no quiero perderte. ¿Por qué te vinculante a mí? ¿Por qué no hiciste caso a tu madre?

-Si le hubiera hecho caso a mi madre, te hubiera matado cuando te conocí.

-¿Y por qué no lo hiciste? Puedo matarte o acaso lo has olvidado - grité.

- no lo he olvidado, ni un solo segundo puedo olvidarlo, pero ahora no hay vuelta atrás y no solo no cumplí esa promesa. Sino que rompí la más importante, me enamoré y me vincule a ti. Porque realmente, deseo besarte, tocarte y aunque sé que es un riesgo, no me importa, porque prefiero vivir un segundo a tu lado, que vivir solo por el resto de mi eternidad.

-Entonces prométeme algo.

- ¿El qué?

-Qué si tu vida corre peligro por mi existencia, si llega el día en el que decido matarte. Prométeme que acabarás con mi vida.

-No puedo prometerte algo como eso. Soy tu benefactor tengo que protegerte.

-Sé de alguien que lo hará.

-No metas a mis hermanos en esto.

- Entonces prométemelo, maldita sea - grité.

No podía arrebatarle la vida, me negaba a ello, porque ahora que recordaba, había recuperado mis sentimientos y aunque no podía negar que sentía algo por Jk o al menos a veces me confundía, ahora solo podía ver a Suga, el cual estaba ante mis ojos.

- Está bien, te lo prometo.

-Eso era todo lo que quería escuchar. Yo no deseo hacerte daño, jamás lo haría, tienes que saberlo. - toqué su rostro y me acerqué a él.

- No puedo resistirme a ti. Te deseo. - dijo en voz baja.

- ¿Podemos ir a la casa que tenía con Namjoon? No quiero que todos nos oigan - susurré.

- Es peligroso, pero si estás conmigo, no habrá, peligro alguno. Sólo agárrate fuerte a mí.

Lo abracé y esperé que se moviera hacia nuestra casa.

-¿Así que es aquí donde ibas a vivir? Estas mejor conmigo. Esto es pequeño. - dijo mientras que miraba el cuarto.

-Todo es pequeño comparado con la mansión en la que vives.

-Bueno, es mi duro trabajo de todos estos años.

-Sabes, me parece realmente estupendo, pero no te he pedido venir para que me digas lo duro que has trabajado. ¿Qué tal si lo dejamos para otro momento? - sonreí.

-Me parece una buena idea - vino hacia a mi y me besó.

El poder de las tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora