Suga

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Sabía que era TN pero sus palabras me dejaron tan desconcertado que no podía mirarla con los mismos ojos. No podía saber si en el fondo de su mente deseaba traicionar o no. Si ese fue su plan inicial ya que sabía perfectamente que al estas vinculada a ella, no podría hacerla daño.

- Suga -volví en mi cuando la vi recostada en mi cama.

Me acerqué a la misma mientras que pensaba en lo diferente que se veía, ya que no era una niña, era una mujer.

- Estás preocupado por mis palabras, ¿verdad? Mentí, es cierto, pero en ese entonces también lo supe. Si hablaba no me dejarías acercarme, por qué quién en su sano juicio dejaría estar cerca a alguien que puede ver hasta lo más recóndito de tu ser.

Tomó mi mano y me acercó a ella hasta el punto de sentarme en la cama.

- Puedes confiar en mí. No soy como las demás sangre carmesí. Yo soy Tn, tú Tn.

- Fui estúpido al pensar mal de ti

- Fuiste precavido. Sabes, cuando hablé de todo lo que has sufrido en la vida, lo decía en serio. Lo vi.

- ¿Que viste? - pregunté.

Se metió dentro de la cama y dejó mi parte abierta o al menos intentó hacerlo, por lo que me incorporé y después me introduje dentro de la cama.

Por un segundo pensé que se acurrucaría en mi, de la misma forma que hacía cuando era una niña, sin embargo, no fue así.

Me arrastró hacia ella y después me abrazó con fuerza, mientras que me rostro se hundía en su pecho.

- La primera vez que te vi, tenías mi misma edad, y sabes, no parabas de llorar. Decías que la soledad dolía, incluso cuando tus hermanos estaban cerca.

- Aún duele, pero hubo un tiempo que dejó de doler. Justo el tiempo en el que tú estabas aquí.

- He vuelto y está vez es pienso quedarme. Soy adulta, así que no puedes alejarme nunca más de esa manera. ¿Me has oído?

No pude evitar reír ante sus palabras, sin embargo, mes estaban volviendo a levantar el ánimo.

- ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? - me separé de ella y me moví hacia ella, provocando que se quedará atrapada entre mis brazos.

Mis ojos no podían parar de divisar la y a su vez por primera vez estaba siendo distraído por sus labios, por su cuerpo y por un segundo olvidé el olor de su sangre, incluso llegué a olvidar el movimiento acelerado de la misma, ya que lo que estaba pensando en que esos latidos desorbitados eran por mí.

- ¿Acaso mereces ser tratado de otra manera? Me dijiste que jamás me abandonarías

Su rostro se volvió serio, sin embargo, aún seguía divisando cada pequeño detalle de ella y a su vez, deseaba tocarla, aunque sabía que no podía o más bien, no debía.

- Suga - volví en mi, cuando sus ojos estaban puestos en mí y por un segundo, leí preocupación en ellos-. Sé que soy hermosa, pero tampoco es para que te quedes con cara de tonto.

- Lo cierto es que si lo eres. Te has convertido en la mujer más hermosa que mis ojos jamás han visto.

Fue ahí, cuando ante mis palabras, apartó la mirada y sus mejillas se volvieron rojizas y a su vez, mis labios se curvaron en una amplia sonrisa.

- Déjame verte - quise tomar su rostro cuando se escapó de mí y se levantó de la cama

- Siempre haces trampa, incluso cuando era pequeña. No has cambiado nada, Suga - refunfuño.

De hecho, parecía un gato enfadado, con su pelo erizado y apuntó de atacar, por lo que no pude evitar reír ante su comportamiento, ya que ella tampoco había cambiado.

- No te rías. Sabes, me voy a ir a dormir a otro lado.

- Tae, te echará a patadas y Jimin te contará vida y milagros sobre cómo plantar y cuidar sus plantas. ¿De verdad quieres eso?

- Así que crees que solo tengo esas opciones, ¿eh?

Su rostro mostraba malicia, pero no podía decir que aquello me disgustara, sino más bien, me gustaba descubrir más gentos y más facetas suyas.

- Tienes a tu hermano, el cazador. Sin embargo, pude ver la química que tenía con ese tal Jin. ¿De verdad piensas interrumpirlo?

-¿Quién dijo que estaba pensando en mí hermano?

Fue abrir la puerta, cuando mi mano cerró la misma. Sus ojos no tardaron en llegar hasta a mí, estaba molesta, pero más molesto estaba yo por mencionar a ese bastardo.

- Ni se te ocurra ir hacia él. - tomé su mentón y dirigí su rostro hacia a mi.

- ¿Qué me lo impide? - me desafiaba y aunque me gustaba, mi límite estaba en ese Jungkook.

- Tú, eres mía. - le susurré.

- Yo, no le pertenezco a nadie -susurró en mi odio tras ponerse de puntillas y sostener mi camiseta.

- ¿Estás segura de ello?

Volví a aprisionarla contra la pared, pero esta vez mi cuerpo estaba cerca del suyo y sus ojos, estaban puestos en los míos, y por un segundo una súplica apareció en sus ojos, aunque no podía negar que respondía a mi pregunta o más bien, concedía mi deseo. Ya que esos ojos, decían "tomame".

Mi cuerpo se movió solo, la agarré con gentileza y apoyé su cuerpo en la cama, parecía un depredador a punto de comer a mi presa.

Su sangre se movía a mucha velocidad y por mi parte, la sangre que había ingerido antes, se estaba volviendo insuficiente, no obstante, sus ojos me estaban devorando con más intensidad que lo míos, y fue ahí cuando supe que Tn ya no era una niña, sino una adulta que me deseaba con la misma intensidad que yo a ella y desde luego, iba a cumplir sus mandatos, ya que después de todo, era yo el que se encontraba a su merced, pues sus palabras eran ciertas y acertadas, ella no me pertenecía, pero yo sí a ella.

El poder de las tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora