CAPÍTULO 1

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Entonces, Junhoe realmente no era un fanático de la navidad, toda esa falsa alegría y convivencia sobre exagerada, las multitudes enloquecidas y por supuesto las parejas ingenuas que confunden el espíritu navideño con el amor.

Ya cometió ese error una vez.

La pantalla del teléfono se ilumina, anunciando un nuevo mensaje entrante, por supuesto que sabe de quién se trata; su madre.

"¿Estás seguro que estarás bien con tu papá?"

Ni siquiera está seguro de que deba contestarle porque, sinceramente ¿quién abandona a su hijo durante navidad para pasar las vacaciones en Hawái? Sí, su madre lo hace.

Sin embargo, estar solo no es completamente malo, ya saben, ignorando el hecho de que todo mundo parece excitado y feliz todo el tiempo, él conoce un refugio fuera de toda esa tortura consumista; Strand.

Y pese a que la mayoría de las librerías realizan eventos todos relacionados con la navidad, no en Strand. Así que, por supuesto que es su favorita, por sobre mucho.

—Hey, Gabriel García Márquez debería estar en la 'G', no en la 'M'. — El empleado le dirige una mirada cansada, probablemente de odio, porque siendo sinceros, los horarios de temporada navideña, apestan. — Además es una biografía, no es ficción así que...

—¡Gracias! — La respuesta está cargada de sarcasmo, claramente. — Si quieres trabajar aquí, recordaré esto.

Junhoe no quiere, le gustaría, pero de nuevo, las multitudes no son lo suyo, las librerías en el centro de Nueva York las tienen. Ama los libros casi tanto como ama estar solo, probablemente, los libros siempre han sido una mejor compañía. Pero de nuevo; multitudes.

Mirando al empleado de manera inexpresiva una vez que comprende lo que el chico quiso decir con aquello, da media vuelta, girándose de regreso a los pasillos del enorme lugar.

Es sólo relajante, se recuerda, mientras camina a través de las altas columnas y largos pasillos rodeados de libros, el rubio golpea los lomos de los libros mientras avanza, rozando ligeramente sus dedos, en ilusión a un inventario. Y no es que Junhoe sea un tipo obsesionado con el orden, no. Lo único que él cree es el orden de los libros facilita el encuentro de los mismos, es bastante simple a su punto de vista.

Mientras camina, leyendo los títulos y autores en el lomo de los libros, se detiene en un particular libro rojo que claramente no es de esa sección. Suspirando pesadamente lo toma y se dirige de nueva cuenta al cubículo de información.

—Oye, esto también estaba en otra sección... — Tomando el teléfono en una clara muestra de ignorarlo, el chico castaño se gira sobre sus talones dándole la espalda.

Girando los ojos en blanco, Junhoe se da la vuelta buscando con la mirada un carrito organizador, para que alguien lo acomode en su lugar después.

Antes de dejarlo en el primero que se encuentra, mira la tapa del mismo: "¿Te atreves?" El titulo está impreso en tinta brillante, e indica claramente que esta rotulado con un marcador a mano. Frunciendo el ceño, abre la tapa y mira la primera hoja escrita a mano, con una escritura peculiar y bastante estética, definitivamente es de una chica.

"Te dejé algunas pistas. Si te interesan, da vuelta a la página, si no, vuelve a poner el libro en el estante."

Es simple, un texto simple en el centro de la hoja, ligeramente doblada de la esquina. El rubio frunce los labios ligeramente, intentando contener una sonrisa. Girándose en todas las direcciones, en busca de alguien que lo esté observando leer el libro, que ahora resulta ser una libreta, decide caminar de vuelta al pasillo dónde lo encontró, sólo porque necesita un poco de privacidad en caso de que se trate de una broma.

Do you dare? » JunHwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora