CAPÍTULO 8

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El timbre de la entrada suena cuando se dirige a su habitación, en el comedor, su abuelo y sus amigos mantienen un juego ameno, por lo que decide abrir sin mucho más.

—¡Señora Basil E! — Arrojándose hasta sus brazos, Jinhwan abraza a la mujer fuertemente.

—Oh, mi niño ¿cómo estás? — Cuestiona la mujer devolviéndole el abrazo efusivamente.

—¿La verdad? Estoy un poco triste. — Echando un vistazo por encima de su hombro, la mujer arrastró al chico hasta los sillones del sofá.

—¿Será porque perdiste una pulsera? — Una sonrisa adorna su rostro, mientras el castaño abre ligeramente la boca.

—¿Cómo lo sabes?

—Un joven la rastreó y llegó a mí. — Responde encogiéndose de hombros.

—¿El chico del cuaderno? — La sonrisa adorna rápidamente el rostro de Jinhwan, iluminando su rostro momentáneamente.

—Un detective muy impresionante. El trabajo de alguien a quién le importas.

—Eso es porque no me vio. Era un desastre. Fue vergonzoso. — Refuta desviando la mirada al suelo.

—Está preocupado por ti. — Insiste la pelinegra.

—Se preocupa por el chico que imagina y probé que no soy él. — Sus ojos se elevan momentáneamente, antes de desviarlos de nuevo. — Lo intenté, pero lo arruiné. Si lo supiera, no me buscaría.

—Bueno, si tienes dudas, siempre puedes preguntarle. — Un silencio los envuelve, dejando las palabras al aire. — Hice que se quedara con la pulsera, por si acaso. — Murmura inclinándose cerca del chico. — Después de todo, el príncipe es quién devuelve el zapato. — Termina guiñando un ojo ante la referencia.

—No puedo. — Responde el castaño encogiéndose de hombros. — Aunque quisiera hablar con él...

—Está castigado. — La voz de su abuelo se interpuso, resonando cercanamente. De pie a un par de metros de la sala, se encontraba, luciendo completamente molesto.

—Hermano. — Sonrió la mujer.

—El juego se terminó, todo mundo fuera. — Anunció el hombre girándose sobre si mismo hacía el comedor, dónde sus amigos se encuentran.

Las maldiciones en desacuerdo no tardan en escucharse como murmullos, pero ninguno objeta realmente, simplemente comienzan a preparar sus cosas y salen por la puerta.

—Me refería a todos. — Miró fijamente a la mujer frente a él, luciendo completamente furioso.

—¿Por qué está Jinny castigado?

—No puedes opinar desde que dejaste a la familia.

—Ir de gira con los Rolling Stones no es abandonar a la familia. — Excusa la mujer, luciendo completamente estoica.

—Eres irresponsable, una mala influencia.

—¿Por llevarlo a una obra fuera de Broadway? — Pregunta alzando la ceja izquierda.

—Lo llevaste a Las Vegas. — Responde apretando la mandíbula. — Por favor, vete.

—Soy la madrina de Jinhwan y daré mi opinión. — Apuntándolo fijamente con el índice, el hombre parece romperse, desinflándose y encogiendo los hombros.

—Bien. — Responde, — tú espera en tu habitación.

El castaño simplemente resopla en desacuerdo, levantándose y perdiéndose a través del pasillo, mientras los adultos toman asiento en el sofá nuevamente.

Do you dare? » JunHwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora