CAPÍTULO 9

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—Mi exnovia está en la ciudad. Volvió para las fiestas y... me escribió que quiere verme. No sé qué hacer.

Mientras golpea la masa pegajosa contra la capa de harina sobre el tapete, Junhoe se detiene un momento con todas las cosas dando vueltas en su cabeza. El mensaje de Rosé viniendo repitiéndose en su mente una y otra vez.

—Me rompió el corazón, y siento que por fin lo superaba. En gran parte, gracias a la persona que me trajo aquí hoy, así que no sé. — Lo último suena como un susurró, más para sí mismo. Y aunque Junhoe sabe que probablemente las mujeres que están mirándolo de reojo mientras amasan y preparan la mezcla frente a él no le entendían del todo, se sentía bien poder hablarlo en voz alta. — ¿Qué creen que debería hacer? — Alzando la mirada, se encuentra con las ancianas mirándolo desconcertadas. — Sí, agradezco la ayuda.

Encogiéndose de hombros, se dispone a continuar con las bolitas de masa frente a él. Si está seguro de lo que están haciendo, los mochis no deberían ser tan complicados como son en realidad.

"Es difícil, ¿no? No obtener respuestas del lenguaje. Como si intentas hacer mochi en una cocina llena de abuelitas japonesas. Podrías pedir ayuda. Pero no te responderían."

Sus dedos se atoran entorno a la masa, puede sentir grandes partes de la misma entre sus uñas y es completamente un caos que no pueda realizar un maldito mochi con éxito.

Sádico. Piensa el rubio resoplando.

Sus manos son un maldito desastre, su área de trabajo también; a diferencia del área de trabajo de las mujeres con él, era el único que no había podido crear un mochi.

"Preparar un mochi requiere una concentración extrema."

Dejando escapar un suspiro mientras lee las líneas en el cuaderno nuevamente, Junhoe se tensa. Está concentrado, realmente.

Una vibración desde el bolsillo delantero de su pantalón llama su atención, tomando su celular entre sus dedos y leyendo la pantalla emergente, mostrándole un par de mensajes nuevos.

"Rosé"

"Sé que no estás en Seúl."

"Vamos June, hablemos."

Sus hombros caen hacia el frente derrotado, probablemente no esté tan concentrado como debería.

Soltando un resoplido molesto, guarda su teléfono en sus bolsillos y continúa con la masa frente a él, extendiéndola, rellenándola y envolviéndola con sus dedos hasta crear la característica forma de un mochi. Bueno, lo mejor posible.

—¡Perfecto! — Exclama el rubio alzando la pequeña y mal hecha golosina. Sonriendo satisfecho, Junhoe mira hacia el resto de sus acompañantes, quienes le alzan una ceja de manera interrogante.

Encogiéndose de hombro, mientras lo deja junto al resto de los mochis de sus compañeras, el más alto sonríe, antes de que una de las abuelas, tome la bolita de masa que dejó y la arroje a la basura.

Sosteniendo su cabeza con sus manos, decide que probablemente sería mejor rendirse. Toma el cuaderno a su costado y lo abre para leer el resto.

"Mira, si no quieres que te echen, debes escuchar a tu mochi. Sé que tienes muchas ideas sobre cómo deberían ser las cosas, pero si calmas la mente, a veces la mejor respuesta a un problema se hace oír.

Supongo que debo decirte: Déjate llevar.

Te avergonzaste, ¿no? Pero, eso es exactamente que te traje aquí. Inténtalo. Escucha a tu mochi."

Soltando un suspiro pesando, Junhoe puede sentir como si toda la tensión en sus músculos se esfumara mientras se decide por intentarlo de verdad esta vez.

Do you dare? » JunHwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora