Do you dare? » JunHwan

CAPÍTULO 4

—¡Odia la navidad! — Por segunda ocasión, encuentra a su hermano junto con su reciente novio en su habitación, sobre su cama, desnudos.

—¡Jinhwan, vete! — El chico, Jiwon, se asoma sobre las sabanas al escuchar las palabras del más bajo.

—¿Un candidato? — Cuestiona de pronto interesado, incorporándose y dejando que la sabana caiga hasta su regazo. Esto fue lo bueno de su relación con Hanbin y sus sexualidades, jamás les había gustado la misma persona, lo cual era bueno considerando todo. —¿Qué dijo?

Tomando la libreta de mala gana y abriéndola sobre las últimas páginas, leyó en voz alta.

—"Sospecho que somos algo así como almas gemelas así que entenderás si te digo que es la época más detestable del año." — Sus hombros cayeron visiblemente, sintiéndose rendido.

—Wow, te entendió mal. — Respondió Hanbin por primera vez, todavía bajo las sabanas.

—¡Por tu culpa! Tu escribiste estas pistas. Hiciste que pareciera insensible, sarcástico y genial.

—Yo creo que eres genial. — Responde Jiwon de nuevo, sin comprender.

—Gracias Jiwon, dejó sus propias pistas, quiere que las siga. — Una mueca de abatimiento adorna la cara del mayor.

—¡Genial, cuéntanos como te va! — Responde el pelinegro.

—No voy a hacerlo, no tenemos nada en común.

—Jinhwan. Te amo, nunca te obligaría a hacer nada que no quieras.

—¿Pero...?

—Pero ¿qué? — Pregunta Hanbin extrañado. — Deja el libro en el estante y prueba de nuevo.

—¿No se supone que debería darle una oportunidad? — Cuestiona sin comprender.

—El amor no funciona así, lo sientes o no. Ahora. — Deja su escondite debajo de las sabanas, el pelinegro extiende su mano para indicarle la salida. — Cierra la puerta cuando salgas, por favor.

Asintiendo mientras sale, no está completamente seguro de lo que su hermano le acaba de decir, sin embargo, probablemente tenga razón.

Dejando la libreta dentro de su cajón de su escritorio, se concentró en organizar su grupo de villancicos, probablemente sería lo mejor, una navidad más solo no le hará daño.

Mientras traza la ruta para los villancicos en su celular, la persistente molestia de la libreta lo mantiene irritado, hasta que decide que de verdad necesita dejar de pensar en el estúpido chico.

—¿Jinhwan, estás bien? — Ariana le pregunta, justo cuando están listos para terminar luego de una ronda de villancicos. — Estuviste distraído todas las canciones. — El más bajo le gustaría protestar, pero parece ser que todo el mundo tiene pareja estos días y verlos abrazados o compartiendo un poco de café lo ha vuelto irritable.

—Sí, estoy bien. ¿Cuál es el siguiente punto? — Cuestiona tratando de restarle importancia.

—Oh, lo siento chico, pero tengo cosas que hacer. — Responde la señora Gonzales. — Fue divertido, sin embargo, ¿nos vemos otro día?

—Sí, lo siento Jinhwan, pero quedé con mi novia más tarde. — Responde Melvin sonriendo.

—¿Qué? Pero...

—Jinhwan, tal vez debería salir más con tus amigos.

—Somos amigos. — Frunce el ceño a la chica frente a él.

—Sí, lo somos, quiero decir, de tu edad. — Y Ariana no es precisamente grande, apenas debe tener unos treinta y tantos, sin embargo, sabe lo que quiere decir.