CAPÍTULO 5

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"¿Qué es lo que quiero para navidad? Quiero conocerte, chico misterioso.

Llévame a un lugar especial. A un lugar de la ciudad que te represente."

Antes de que pudiera darse cuenta, se encontraban intercambiando la libreta en los lugares más aleatorios y raros que podrían existir, compartiendo pensamientos, secretos, retos.

"Lo que más me representa no es un lugar. Es un momento, Jinhwan.

Llega a la terminal Grand Central antes que el primer tren salga. Sé que es temprano, pero juro que vale la pena."

Sin pensarlo mucho, el castaño llegó a primera hora, con el reloj marcando las cinco más quince de la mañana, era sumamente temprano, las calles estaban desiertas y el frio arrasador calaba los huesos. Sin embargo, el atrio del andén se presentaba imponente, enorme y completamente desolado.

Caminando alrededor del lugar, viendo como los escasos trabajadores se preparaban para la jornada, podía sentir todas las emociones emanando a flor de piel, mientras recordaba las palabras del chico misterioso en la libreta.

"Hay pocos momentos de calma en medio de la ciudad. Para disfrutar del corazón de Nueva York sin gente. Dime lo que ves.

Disfrútalo mientras dure, las personas arruinan todo."

Mirando a su alrededor, se detuvo a observar el techo, dónde los arcos que se izaban hasta los ventanales, afuera continuaba obscuro, pero adentro se veían las constelaciones.

***

"Veo los arcos sobre las ventanas. Sigue obscuro afuera, pero aquí el cielo está iluminado con constelaciones.

Ahora, sé que te gusta la calma, pero no hay que levantarse tan temprano. Necesitas una lección de un amigo en Central Park.

El es un maestro Zen. Puede bloquear cualquier ruido. Si puedes imitarlo 10 minutos, déjale el cuaderno y tu próximo reto y... nuestro juego puede continuar."

Los retos eran una cosa ahora, aparentemente. Sin embargo, se había vuelto algo que esperaba y ansiaba, aunque fueran de lo más locos posibles, como ese, precisamente, dónde debía imitar al amigo del chico de la libreta roja en Central Park, parado como estatua, durante diez minutos.

Ver pasar a todas las personas y las miradas indiscretas, los que trataban de burlarse de él, incluso los que creían que se estaba burlando del hombre a su costado, todo eso, era agotador, y Junhoe tuvo que reprimir las ganas de golpear a un puñado de adolescentes precoces tratando de pasarse de listos.

"Una cosa más, es hora de que sepa tu nombre. Es lo justo."

***

"Oh, Jinhwan. Aprecio la justicia, pero no puedo darte mi nombre. Necesitas descubrirlo.

Me muerdo de hambre por intentar no golpear a chicos irritantes, comamos algo.

Busca el carro en la setenta y dos y la dos. Pide la esposa de Lot."

Jinhwan camina hasta dónde el chico misterioso lo envía, encontrándose con el puesto de Pretzels, ahí pide el especial que menciona la libreta.

—¿Qué? Oh Dios, esto es mucha sal. — Señala el castaño una vez que recibe el pretzel cubierto de sal que incluso es difícil ver el pan. — ¿Se supone que coma esto?

El más bajo suspira pesado, sintiendo su boca reseca desde antes de comenzar. Unos minutos más tarde, siente como su lengua está reclamándole por el exceso de sal, intentando quitarse el sabor y recuperar un poco de su hidratación, bebe dos litros de agua casi de un solo tirón, mientras se prepara para escribir de nuevo en la libreta y dejársela al buen hombre del puesto.

Do you dare? » JunHwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora