-Gustabo...¿Porqué lo hiciste?...¿Acaso no eras feliz?.
- Era muy feliz.
- ¿No nos querías?
- Los amaba.
- Entonces...¿Porqué?... ¡¿Porqué?!.
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Esta historia está hecha con el fin de entretener.
Puede que algunas cosas no estén ligadas con la histo...
__________________________ Este escenario está ambientado en un recuerdo del pasado. ___________________________
- ¡Papá! ¡Despierta!.
Gabriel gritó despertando a Gustabo mientras el e Ivadog daban pequeños saltitos en la cama.
- Gabriel, son las 4 de la mañana. Ve a dormir.
El castaño hizo un puchero, Gustabo no puedo evitar pensar en lo adorable que se veía.
- ¡Pero! ¡Hoy es Navidad!.
- Habrán muchas más navidades en el futuro. Ahora vuelve a la cama.
Dijo Gustabo mientras se colocaba en posición para dormir nuevamente.
- El abuelo dijo que hay que aprovechar el presente porque talvez ya no haya un futuro.
Gustabo suspiró levantándose.
- De acuerdo.
Gabriel dió un gran salto sonriendo, no siempre lograba convencer a su padre, pero las moralejas aburridas de su abuelo ayudaban mucho.
- ¡Vamos! Tenemos que preparar comida para cuando llegue Papá Noel.
El castaño arrastraba feliz a Gustabo escaleras abajo. A él siempre le han gustado las navidades, era uno de los pocos días en el que su familia no tenía que fingirle una sonrisa, y también por los regalos, por supuesto que si.
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- Me cago en la puta.
Jack Conway se quejó por enésima vez ese día, a él le tocaba comprar los regalos ese año y la lista era demasiado larga, demasiado. Para Gabriel debía comprar videojuegos y algunas consolas, Victoria quería muchas muñecas, Volkov sólo habia pedido cosas de otakus, Gustabo quería armas blancas y Horacio... Es mejor no decirlo.
- ¿Pasa algo, abuelo?.
Para su buena o mala suerte no venía solo. Victoria quería acompañarlo, ya que ella ya no creía en Papá Noel y sabía perfectamente como funcionaba la navidad.
- Es sólo que estamos aquí unas putas dos horas.
- No nos falta mucho, sólo tenemos que encontrar mi última muñeca, es la que más quiero y es edición limitada.
- Hagámoslo rápido, hoy es noche buena y no tenemos mucho tiempo.
Victoria le asintió con una sonrisa.
Las personas tienen debilidades, esas que hacen que puedas abrirte sin temer a ser juzgado, esas que si las pierdes te quedas sin nada y lo único que quieres hacer es desaparecer.
Y para Jack Conway, el Superintendente, la persona más temida de la ciudad, su mayor debilidad es su familia.
