-Gustabo...¿Porqué lo hiciste?...¿Acaso no eras feliz?.
- Era muy feliz.
- ¿No nos querías?
- Los amaba.
- Entonces...¿Porqué?... ¡¿Porqué?!.
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Esta historia está hecha con el fin de entretener.
Puede que algunas cosas no estén ligadas con la histo...
La pequeña niña dio un grito horrorizada, su padre estaba en el suelo con una herida de bala en la cabeza y habían personas que no conocía frente a ella.
- Espera... No es lo que piensas.
El castaño se secó sus lágrimas y se acercó a ella, pero la rubia retrocedió inmediatamente.
- ¡No! ¡No me hagan daño!.
Conway estaba con una expresión de culpa, acababa de matar al padre de sus nietos. Tenían todo el derecho de odiarlo.
- No vamos a hacerte daño, por favor... Escucha- la niña lo miró confundida- Soy Gabriel.
Paró su llanto y levantó la cabeza.
- ¿Tú eres mi hermano?.
Su papá Brown le había hablado de su papi y de su hermano, les había dicho casi todo sobre ellos y ella siempre esperó el día en donde podría conocerlos.
- Si, soy yo- Gabriel le dió una sonrisa para tranquilizarla- No vamos a hacerte daño.
- ¡P-pero! ¡¿Porqué papá está sangrando?! ¡Hay que llevarlo al hospital!- La pequeña corrió hacia el cuerpo inmóvil de su padre, le daba toques en el hombro para que despertara- ¡Papá! ¡Soy yo! ¡Gabriel está aquí!... Por favor... papá despierta...
Apenas y podía ver por todas las lágrimas que tenía en sus ojos, pero siguió tocando el hombro de Brown con la esperanza de que despertara. Gabriel la miró con tristeza, después de todo Brown era el padre de ambos y nada podría cambiar eso, aunque su muerte no le causaba tanta tristeza.
- Ven, deja a tu papá descansar- Conway la agarró de los hombros haciendola retroceder, ella lo miró asustada
- ¿Quién eres tú?.
- Yo soy tu abuelo... el papá de Gustabo.
La rubia abrió los ojos sorprendida y empezó a llorar más fuerte, y se acercó a Jack abrazandolo.
- A-abuelo ¿Porqué papá no se mueve? - Conway se quedó en silencio, no era buena idea decirle lo que había pasado- ¿Y porque no dijeron que venían? Me hubiera sacado el pijama.
Jack se separó del abrazo y le limpió las lágrimas. No pudo evitar sentirse feliz al ver que ella tenía sus ojos.
- Tengo tus ojos- Dijo como si supiera lo que estuviera pensando.
- Si, te quedan bonitos- Conway le apartó los mechones de la cara poniéndolos detrás de su oreja- Dime... ¿Cómo te llamas?.
- Andrea... Andrea Brown.
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- Horacio... Prometeme algo...
El pelirrojo se volteó con curiosidad. Gustabo no era de hacer promesas.