Capítulo 7

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El alfa estaba en el patio trasero de su casa, estaba construyendo algo con madera, parecía que era una pequeña casa.
Un pequeño sonido lo sobresaltó, le estaban apuntando con un arma en la nuca.

- Levanta las manos y date la vuelta- Él hombre estaba confundido, esa voz era de un niño...- ¿Acaso estas sordo? Voltéate.

Él se volteó y miró al niño atónito, pero luego cambió su expresión a una sonrisa arrogante.

- Así que eres tú... No pensé que vendrías tan pronto, hijo.

- Yo no soy tu hijo.

- Entonces dime... ¿Porqué estas aquí?.

- Viendo tu asquerosa cara imagino que tú ya lo sabes...

Brown empezó a reír, Gabriel lo veía sin emociones en su rostro.

- No, no. Tú vienes a matar a tú padre, no a un desconocido. Así que tratame como tal.

Gabriel frunció el ceño, él no se merecía que lo llamaran así.

- Parece que no me estás entendiendo... Tú padre quiere hablar contigo antes de que le metan un balazo.

Gabriel bajó el arma, pero continuó en guardia.

- ¿Dónde está?.

- ¿Quién?.

- Mi hermana.

Brown se quedó unos segundos en silencio analizando las expresiones del menor.

- Está durmiendo arriba- Dijo señalando al segundo piso de la casa- Ella me pidió una casa de muñecas y le estaba concediendo el deseo.

Gabriel lo miró dudoso, no podía confiar en él.

- Quiero verla.

- Claro, ven conmigo- Brown abrió la puerta trasera permitiendo que los dos entrasen. Adentro habían varios juguetes infantiles femeninos, el mayor lo guió subiendo las escaleras y abrió una puerta color rosa.

Adentro estaba una hermosa niña rubia durmiendo con una sonrisa en su rostro, Gabriel se quedó observándola con una sonrisa, su hermana estaba bien. La miró como si fuera lo más bonito que hubiera en el mundo.

- Preciosa ¿No es así?- esa pregunta lo sacó de sus pensamientos- Tú también estás guapo, te pareces a mi.

Gabriel hizo una mueca, le causaba arcadas ver al hombre que le había hecho daño a su papá Gustabo, y lo peor es que el seguía con su vida como si nada sin mostrar algún rasgo de arrepentimiento.

- Vamos, tenemos que ponernos al día. ¿Quieres algo para tomar?.

- Café...

- ¡Espere! ¡Conway!- Volkov se encontraba intentando calmar a su jefe, él no dejaba de caminar a un lado a otro desesperado y también daba patadas rompiendo lo que sé encontrara

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- ¡Espere! ¡Conway!- Volkov se encontraba intentando calmar a su jefe, él no dejaba de caminar a un lado a otro desesperado y también daba patadas rompiendo lo que sé encontrara.

He can't deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora