Reunidos

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Parecía una fiesta, los rostros ahí eran todos conocidos para Tetsuhiro, Kenjiro en cambio jugaba su papel tan cuidadosamente para no ser descubierto, no había pensado más allá, nunca lo hacía, enfrentaba sus acciones de manera lamentable después de hacer el daño.

Así se lo grito ella "¡Ese es tu maldito problema! ¡Haces daño y lo llamas amo!" Pero él se burló de ella, nunca lo llamó amor, iba hacia donde debía ir, para él pensar demasiado era un estorbo, tomarse las cosas con seriedad no era su vida, si ella quería criticarlo por ello, bien tampoco la detendría.

Mientras todos desayunaban entre el gran ruido, conversaciones conjuntas, preguntas al aire y demás escandaló, Souichi estaba sentado al lado de Kenjiro atento a cualquier cosa que pudiera necesitar, entraba en la conversación ocasionalmente y nunca se quejó del ruido.

Llegó Isogai quien salió muy temprano a recoger las tres personas faltantes, de inmediato se acercaron a saludar a su familia, un poco confundidos se acercaron al que actuaba. Kenjiro se levantó tomando el control de la situación.

Frente a él estaba Souijin, él no era capaz más que de reconocerlo por fotos que se encontró, Tetsuhiro se habría encontrado ante la agridulce presencia de un hombre mayor, con canas en los cabellos y arrugas marcando los ojos, había cargado con el peso de un hijo deprimido y al borde del colapso, el padre se esforzó por fingir una actitud tranquila todos estos años para que su familia no colapsará, tratando de levantar el ánimo a un hijo que se atrevió a llorar en sus brazos totalmente roto, y que entré lagrimas pudo distinguir que rogaba la muerte, el dolor que sintió al tener que consolar a su hijo tantas noches, sintiendo el dolor de querer evitar que sufriera y ser incapaz de hacerlo, solo pudo sostenerlo todas esas noches y estar ahí, jurándole sin saber que todo estaría bien. Souijin se había mudado de nuevo a Nagoya unos meses después de la desaparición de Tetsuhiro, partió por un amor perdido y volvió para encontrar el de su hijo, seguía siendo un hombre fuerte, pero igual que su cuñada los años le marcaban el rostro, las manos y el cabello.

Saludo a Kenjiro como si fuera su propio hijo, Tetsuhiro eso era, parte de la familia y el cariño que todos le tenían era honesto, el hombre mayor no dijo nada, solo tocó su rostro paternalmente, sintiéndose incapaz de hacer más fue a abrazar a su hijo mayor nuevamente, Souichi lo abrazó igual de fuerte que las otras noches, aferrándose con fuerza a su padre, no necesitaron decirse nada para entenderse.

Kurokawa estaba detrás de su esposo, Tomoe aunque mayor seguía conservando una ternura y fragilidad que trataba de ocultarse con seriedad, había cierta mirada penetrante al entrar pero en cuanto vio a su familia se esfumo, y el ver a Tetsuhiro lo hizo alegrarse, temía en su corazón que su hermano de nuevo tuviera una alucinación y odiaba tener que seguirle el juego hasta el momento en que estuviera listo para oír una verdad que ya había escuchado mil veces antes, ver a su hermano así le rompía el corazón, sabía que Souichi se mantuvo fuerte por su familia y por esperar a su amor, era verlo triste pero funcional y después verlo hablando al aire, Souichi se había negado a ir al psicólogo decía estar bien pero todos eran conscientes de que incluso el mismo sentía perderse.

Algunas veces lo convencieron de ir con unos, pero estallaba en coraje cuando siquiera se atrevían a mencionar que Morinaga lo había dejado y que debía seguir con su vida, los tachaba decidido a no volver a sus consultorios, grupos de ayuda donde consideraba que perdía el tiempo y honestamente no podía entender con los que iban, prefirió dejar de asistir antes de ser verdaderamente grosero. Después de un tiempo encontraron una a la que le explicaron la situación, ella era amable, al conocer a Souichi se hizo una idea de su carácter, por su bien se convenció de que Souichi no estaba listo para dejar de esperar, que no era necesario presionarlo porque eso lo lastimaba, en cambio se concentraron en las pesadillas y alucinaciones que disminuyeron en gran medida, además pudo ver que era perfectamente funcional y siempre y cuando mantuviera un estilo de vida y una rutina llegaría el momento en que podría aceptar esa ausencia. Pero Souichi había dejado de ir hace unas semanas y había dejado el trabajo hace un poco más, le rogó a su familia que fueran a pegar nuevos letreros pero ellos temían que hiciera algo así que solo fueron su padre, hermano y cuñado, mientras el resto prometía cuidarlo.

DoppelgangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora