10 años

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Él todavía era capaz de recordar aquel día.

Su mente podía jugarle malos momentos, y cambiaba detalles como la ropa, pero era capaz de recordar esa última vez. Profundamente creía que era imposible de olvidar, no quería hacerlo de todas formas.

Cuando el clima era perfecto, fue en noviembre, hacía frío, Souichi lo prefería así.

Faltaba poco para unas merecidas vacaciones, Tetsuhiro era un niño pequeño emocionado planeando con anticipación cada detalle, aquel corazón estaba tan feliz, quería tiempo en familia y también tiempo con su amado.

Souichi escuchaba atento cada plan, cada detalle, parecía despistado con el café pero su atención estaba enfocada en aquel hombre, interrumpía ante la mención de cualquier plan demasiado costoso y de su nulo agrado. Tetsuhiro sabía que así sería, quería hacer cosas que a su amor no le gustaban para nada pero la ilusión de hacerlas a su lado era lo que valía el riesgo.

Souichi accedía a todo, porque su mundo era ver aquel hombre feliz.

Souichi accedía porque hacer esas cosas con su amor también le haría feliz. ¿Y que importaba un poco de incomodidad al inicio? Con Morinaga todo se volvía bueno.

Tetsuhiro ganaba aquellos tratos sin mayor problema, y le parecía tierno cuando su querido rubio hacia algún puchero.

Aquellos planes...

¿Alguien más feliz?

Así, así habían sido esos días, pero mientras esperaban los festejos el trabajo y la vida debía seguir su curso.

Adelante, puedes mirar entre recuerdos dolorosos, la mayoría duelen porque son buenos.

En aquellas fechas, todo era diferente y mejor, en aquellos años todo era dulzura y pasión, ante los miedos de un hombre amando a otro, ante la inseguridad y la falta de amor propio, los tropiezos y las peleas con las que lidiaron por poco pero sufrible tiempo, ante el deseo de rendirse, ante el miedo de perderse, todas aquellas cosas que los ataban y alejaban del otro, que los hacia lastimarse, que los hacia sufrir. Todo el dolor, se supone, creyeron se había esfumado.

En ese momento, eran felices, plenamente felices.

Se había vuelto así, porque hace un par de años estaban seriamente en una relación, finalmente aquel momento que un joven enamorado había estado esperando con ilusión, como si de un sueño se tratará se volvió realidad. Eran ellos finalmente una pareja.

Cuando sucedió, cuando Souichi se atrevió a deshacerse de sus miedos, Tetsuhiro había vivido feliz después de eso. La confesión de Souichi llego sin aviso, sin forma de que pudiera sospechar, le había acercado un café, estaba tan sonrojado pero lo miraba directamente, intento sonreír pero su labio tembló un poco, soltó de la nada

—Se mi novio Morinaga

Escucho aquello mientras sostenía su café, había escuchado y le parecía imposible

— ¿Senpai?

—No puedes decir que no ahora

—Senpai, ¿Me estás pidiendo estar conmigo?

—Ya estoy contigo, te estoy pidiendo que seas mi novio, ponerle un nombre a esto, poder decir...

—Senpai, disculpa pero ¿Me amas?, quiero decir, necesito saberlo para...

—Idiota, ¿Te lo pediría de no ser así?

—Dímelo, ¿Puedes?

—Morinaga, quiero decir... estoy cansado de esto y lo único que realmente quiero es a ti, te quiero feliz. Mori, me siento tonto pero es la primera vez que se lo diré a alguien de este modo, no lo olvides, por favor.

DoppelgangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora