Milagro

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En Nagoya, un joven llegaba a esa ciudad, sus primeros pasos por el lugar, asustado de dejar atrás lo que había sido su hogar, ¿Qué era? ¿Qué conocía? No era más que una persona que nunca había salido de su pequeña burbuja, un pueblo un tanto olvidado. Y quería más, dejo atrás cosas realmente importantes por querer más. Mucho más.

Y llegando a un mundo nuevo, distante, frío, se dio cuenta que no tenía nada.

Sin donde dormir, sin dinero, se empezó a dar cuenta que no estaba tan preparado como llegó a pensar, aun no estaba listo para ir solo por el mundo, ¿Y que si ya era hora? No estaba listo.

No era nadie, y ahora su miedo se lo gritaba a la cara y no podía negarlo. En un arranque se fue de su hogar y ahora estaba ahí en Nagoya.

Sin nada que ofrecer, se cruzó con una universidad, vio gente entrar y salir con sus libros y mochilas, hablaban cosas que no era capaz de entender, tan diferentes a él, con un camino que seguir, eran más y él nunca podría ser eso.

Por inercia se acercó, entrando en aquella universidad, su imaginación lo hizo verse ahí con una bata de laboratorio, se burló de sí mismo ante aquel pensamiento.

"Laboratorio, ¡JA! Eso es tan imposible"

Se sintió como si hubiera estado ahí antes, pero también como si fuera alguien más, los pasos que seguía eran diferentes, escuchó un nombre gritado de fondo, dirigido a él pero tan distante, ignoró, ahí nadie lo conocía, no podían hablarle a él. Un hombre mayor se acercó a él, lo volvió a llamar

— ¿Morinaga? ¿Eres realmente tu chico?— El hombre lo miraba con un claro asombro, tenía canas, y arrugas en su rostro

— ¿Disculpe?

—Eres tú, volviste, vaya, vaya, realmente creí que mis viejos ojos no te volverían a ver... hace tantos años

—Señor, yo

—Oh, ¿Necesitas algo hijo? ¡Ya sé! Vienes a buscar a Tatsumi, pero es una lástima no vino aquí hoy, parece que se sentía mal... bueno pero sigue viviendo en el mismo lugar, estoy seguro de que le gustará verte

— ¿Tatsumi?

— ¿Estás aquí por eso no? Sé que da miedo pero... Tatsumi será feliz solo con verte sabes

— ¿Estará feliz de verme?

— ¡Ya lo creo!, yo lo estoy no puedo imaginar cómo se pondrá él... todos, honestamente perdimos las esperanzas, pero no él, no él

— Lo siento, tengo que irme eh...

— Oh, claro si, lo siento, me parece tan extraño es como regresar al pasado, además te ves realmente joven, los años no pasaron por ti ¿verdad? JAJAJA y mira a este viejo que fue tu maestro

— No... usted está aquí, me alegra verlo

— A mí también Morinaga, por favor visítanos, muchos aquí se alegrarán de verte. Hay tanto que hablar.

— Claro, vendré. ¡Muchas gracias!, ha sido bueno verlo y este lugar es muy grande, genial eh

— Si, bueno no ha cambiado tanto en realid...— El hombre se detuvo al ver a su antiguo alumno marcharse algo acelerado, pensó entonces que ese hombre en verdad quería ver a Souichi, después le llamaría pues verdaderamente se sentía asombrado por verlo, él, como todos los demás habían perdido la esperanza de verlo o saber de él, habían envejecido sin saber nada de su vida. Fukushima ahora era un viejo profesor esperando su retiro.

El joven camino lejos de aquella universidad, asustado por aquel inquietante encuentro, se preguntaba quién era aquel hombre y termino convencido con que solo era un viejo confundido, se sintió orgulloso por seguirle la plática aunque sea un momento, se creyó bueno por hacer feliz a ese hombre, pero más que nada sintió curiosidad "Morinaga" debía ser bastante querido, aquel anciano le habló con dulzura, se sintió extraño al notar que hace tiempo no se sentía importante. Siguió su camino, olvidando aquel viejo, como olvidas a un extraño, solo una impresión y se esfuma junto con los demás.

DoppelgangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora