-Elsa, no creí que te encontraría aquí -se volvió hacia Merida y fingió una sonrisa encantadora-. ¿Quién es tu amiga, querida?
Elsa observó que una mirada apreciativa aparecía en los ojos de Merida y estuvo a punto de proferir un gemido.
-Es mi mejor amiga, la señorita Merida Dunbroch, mi marido, Jackson Frost, conde de Overland
-Señorita, espero que no me guarde rencor si me llevo a mi mujer. Hace quince días que nos hemos casado y todavía no hemos bailado juntos.
Elsa no tuvo tiempo de protestar, porque Jack tomó su copa, la dejó a un lado, la tomó de la mano y se la llevó a la pista de baile.
-Hace quince días que nos hemos casado y todavía no hemos bailado juntos -repitió-. Me pregunto, milord, quién es el culpable.
-Es difícil que se presente la oportunidad cuando no estás presente, condesa.
-Milord -dijo ella con dulzura-, yo podría decir lo mismo.
La sujetó con fuerza y la acercó a él, demasiado para ser correcto, tan cerca que Elsa pudo apreciar, con sorpresa, la fuerte respiración del conde. De pronto sintió un mareo... por culpa de los giros que estaba dando.
Entonces se dio cuenta de que eran el centro de muchas miradas.
-Nos están mirando -murmuró, clavando su mirada en la de él-. ¿Crees que debemos darles de qué hablar?
-Querida, creo que tú ya lo has hecho.
Detrás de aquella fachada agradable, subyacía una cólera mucho más profunda de lo que había imaginado y sintió los latidos del corazón en la garganta.
-Creo que deberíamos seguir esta discusión en casa -siguió diciendo él mientras la llevaba fuera de la pista. Elsa, de pronto, ya no deseaba marcharse de allí e intentó encontrar una excusa para no hacerlo.
-Pero yo he venido con... El brazo que le rodeaba la cintura la apretaba como una banda de acero.
-Ya sé quien te ha acompañado. Pero te marcharás conmigo.
Alguien dio un golpecito en el hombro de Jackson
-Perdone -dijo una voz engolada-, pero Elsa me ha prometido el siguiente baile.
Elsa contuvo la respiración mientras Jack se volvía para enfrentarse al conde.
-Entonces me temo que no ha tenido suerte, amigo -contestó mientras movía la cabeza-, porque mi querida esposa me ha prometido a mí la noche... junto con todas las demás noches.
El conde se apartó con el rostro enrojecido y murmurando una disculpa.
Elsa permaneció con la boca cerrada y cuando estuvieron solos en el carruaje, dio rienda suelta a toda su indignación.
-No recuerdo haberte prometido la noche. Ni esta noche ni ninguna otra.
-No estoy de acuerdo contigo, condesa. ¿O has olvidado tan pronto las promesas que hicimos cuando nos casamos?
Elsa permaneció en silencio.
Una vez estuvieron en casa, la llevó al salón y cerró las puertas. Ignorándola, Elsa se quedó petrificada cuando observó que se desabrochaba los botones superiores de la camisa. Seguramente él no...
Era ridículo. No ocultaba que ella le desagradaba. No intentaría hacer valer sus derechos maritales...
A Elsa el corazón le dio una sacudida mientras él la seguía observando con una extraña expresión. Casi podía creer que estaba celoso... Pero no. Se equivocaba.
ESTÁS LEYENDO
Una Boda De Escándalo
FanfictionLady Elizabeth Snow desafía el ultimátum de su padre y se casa apresuradamente con Jackson Frost, el Conde de Overland. Y a causa de este acto insensatamente impulsivo, se encuentra atrapada por una pasión inesperada... ADAPTACIÓN de uno de los libr...