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Todo estaba borroso: Elsa se le quedó mirando maravillada.  Sophie también lo había visto.

—¡Papá! -exclamó. Bajó del regazo de Pan pero antes de que pudiera dar algunos pasos, Trunks estaba a su lado y la levantaba en sus brazos.

—Mi muñequita de cabello Castaño. Te he extrañado, princesa. 

—¿Me has traído algún regalo? -preguntó  Rini entre risitas. 

—Te he traído un baúl de regalos, pequeña -contestó Trunks.

—¿Puedo verlos? -Se impacientó afanosamente.  Trunks le besó en la mejilla con tierna expresión.

—Espera un poco, Princesa. -Hizo una pausa-. Ya veo que has conocido a mi mujer. Rini dirigió una tímida mirada a Pan, rodeó con sus brazos el cuello de Trunks y aproximó la cabeza hacia él.
-Me dijo que puedo llamarla mamá.

La mirada de Jackson se posó en su mujer. 

—Ya lo he oído.

Pan desvió la mirada y sintió una sacudida en el corazón. ¿Qué más había oído? Cuando finalmente consiguió mirarlo, le desconcertó encontrarse objeto de su atención.

—Me gustaría pasar unos minutos con Sophie y preparala para que se vaya a la cama. -Sus ojos marcaron la distancia-. ¿Quieres esperarme aquí?

El gesto de asentimiento de Elsa fue más una sacudida y titubeando, le dio las buenas noches a Sophie.

Elsa se sentó y luego empezó a pasear por la habitación. Estuvo un rato paseando y luego volvió a sentarse.

De pronto descubrió a Jackson ante ella, fue como contaba en su historia: era tan guapo que su corazón empezó latirle con fuerza. Al verlo sintió un hormigueo de la cabeza a los pies Jackson fue directo hasta ella. En la boca una media sonrisa.

—Elsa, este es el último sitio en que hubiera esperado encontrarte.

—No lo dudo -le dijo con expresión airada. Se había puesto de pie y le brillaban los ojos. De pronto recordó lo enfadada que estaba con él, hasta el punto que el propio enfado la hacía temblar.

—¿Te enteraste que te enviaron una carta de Lyndermere? 

—Sí, aunque todavía no se lo que contenía.

—La abrí porque Nelson creyó que podía ser urgente. Era una carta muy breve, milord. Algo así como...
«Te añoro mucho. Te quiere, Sophia», recitó.

—Y pensaste que Sophia era una mujer, ¿verdad? Una mujer que yo tenía aquí, en el campo. ¿Una amante, quizá? ¿Y esto fue lo que te hizo marcharás a casa de tu padre?

—Oh, ya veo que lo encuentras muy divertido. ¡No quería verte nunca más, Jackson Frost! Pero papá tuvo el atrevimiento de decirme que quizá no eras un sinvergüenza. Sabía lo de Sophie, ¿verdad?

La sonrisa de Jackson había desaparecido.

—Sí... y no. Conocía su existencia, sabía que era mi ahijada, pero ignoro si sabe la verdad... Es una larga historia, Elsa. Ya se que estás enfadada porque no te hablé de Sophie...

—Sí, estoy enfadada. Enfadada porque en las semanas que hace que estamos casados, no me has hablado de tu ahijada. Hasta que llegué aquí, ignoraba la existencia de Sophie. Nunca me sentí tan estúpida. Y estoy enfadada porque durante todo el tiempo que te has quedado en Londres, esta pobre niña abandonada ha estado aquí sola...

—¿Abandonada? Vamos, Elsa, exageras. Nunca he abandonado a Sophie, ni nunca lo haré. No está sola porque la casa está llena de sirvientes que la cuidan y se ocupan de satisfacer todas sus necesidades...

Una Boda De EscándaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora