El horror le motiva a seguir, TaeHyung no deja de correr aunque sus piernas duelan, aunque se sienta sin aliento, ni siquiera quiere voltear atrás.
Apenas salió del centro comercial atravesó las calles y avenidas que había caminado con tanta calma antes, ahora corriendo sin poder evitar mirar al frente preguntándose si alguien saltaría a su ataque. Nuevamente se veía solo, ni una persona o automóvil a la vista, y no estaba seguro de que eso tan malo de repente. Prefería esas vistas tan desoladas que encontrarse nuevamente con la misteriosa figura.
Con sus piernas adoloridas, luego de tanto correr, le fallaron, estando ya en su vecindario. Cayó dolorosamente en el pavimento y rodó, su rodilla le punzó horriblemente pero se dio tiempo a quejarse, primero se arrastró con las manos, apoyándose también el adolorida rodilla.
Jadeó del dolor, pero la adrenalina y su terror eran mayores, de sólo recordar al hombre (si acaso lo era) de pie observándole fijamente hacía que un escalofrío le atravesará el cuerpo. Se levantó apoyándose en un carro estacionado, luego de eso retomó su huida hacia su hogar, a una cuadra de distancia.
Ante sus ojos, el pórtico sucio y marcado por los años, también donde el tapete tenía letras ya casi ilegibles y la puerta cerrada se encontraba algo dañada por el tiempo y los juegos de sus hermanos, todo eso pareció el lugar más seguro que pudiera encontrar. TaeHyung creía que una vez pisara una parte de su hogar, sería intocable, estaría completamente a salvo. Esa fue la razón por la que se dejó caer de rodillas apenas subió los escalones, se apoyó en el suelo y por primera vez en toda su carrera, miró atrás. No había nadie, se hincó y estiró su cuello, cual suricato, mirando a su alrededor en busca de algún peligro son encontrar ni una sola figura. Lejos de relajarle completamente, TaeHyung se debilitó y sintiéndose observado, sin escape a lo que fuera que le pisaba los talones.
Como una tardía respuesta a sus suplicas, el teléfono sonó, su celular vibró en su bolsillo haciendo que lo sacara y respondiera —¡Papá! ¡Ya sáquenme de aquí! —le lloró, su mentón temblando incontroladamente y los sollozos escapándose con cada sacudida de su cuerpo— Ayúdame...
Se escuchó interferencia, y luego con claridad —TaeHyung —no era la voz de su padre, TaeHyung corroboró que aunque el nombre en pantalla hiciera alusión a quien creía, aunque la voz que le contestó era diferente. Igualmente la identificó, su novio—, respira y dime, ¿Estás bien?
De momento no veía por ningún lado a ese hombre, pero su corazón se negaba a dejar de estar tan agitado, las lágrimas no dejaban de caer, dudaba que pudiera calmarse simplemente con unas palabras. Empezó a jadear, sintiendo una enorme desesperación crecer —N-no ¡No! —gritó volteando su cabeza de un lugar a otro, tenía el presentimiento de que de repente vería al hombre muy cerca, a nada de atraparle— ¡Hay alguien! ¡Me estaba mi-mirando! —de sus ojos siguieron derramándose las lágrimas y de su boca salían jadeos y sollozos, su voz temblaba— Tengo tanto miedo. —esa última letra continuó con su voz rota, convirtiéndose en un quejido tembloroso.
Ni si quiera notaba las voces en el fondo, no escuchaba a HoSeok informando de lo que ocurría y las voces de sus padres —TaeHyung, escúchame, ¿Dónde estás?
—E-en la puerta, yo-yo salí a buscar ayuda y lo vi.
Más voces, luego un claro grito de su padre —¡Ponte a salvo, entra a casa!
No necesitó escuchar más, TaeHuyng se levantó y empujó la puerta de su hogar ingresando nuevamente a la deshabitada sala, sus pasos resonaron en el piso de madera pues no se quitó los zapatos, ni siquiera tenía tiempo para preocuparse por ello. Corrió y corrió, cada pisada pegando en el suelo hasta que llegó a su cuarto, ahí tomó su puerta y la empujó con fuerza, como la puerta principal, tembló el marco y se escuchó el azote en la madera.
Ahí TaeHyung sollozó dejándose caer de rodillas al lado de la puerta, abrazando al móvil que seguía en llamada, o eso escuchó. No se dio cuenta de los gritos que confundió con su propia respiración agitada y sollozos —¡TAEHYUNG! —alguien gritó antes del primer golpe.
No sólo soltó el teléfono, TaeHyung chilló y accidentalmente lo pateó cuando algo golpeó la puerta, el chico se movió rápido alcanzando el seguro y poniéndoselo, luego se mordió el labio hasta casi soltar sangre, no quería que lo que estuviera golpeando su puerta supiera que estaba ahí dentro, aunque claramente ya lo sabía.
Un par de puñetazos que hicieron temblar la madera, y luego, la manija fue sacudida con violencia —N-no... —sollozó viendo su final, negó fuertemente con la cabeza para luego voltear a su alrededor buscando algo con qué defenderse, una vía de escape o si acaso, un escondite. Otro golpe que hizo a la puerta temblar en la parte inferior, una patada— ¡NO! ¡VETE, DÉJAME!
Los golpes pararon de pronto, TaeHyung temió respirar pensando que el más mínimo ruido retomaría los ataques a su puerta, incluso con su mano cubrió su boca y nariz intentando no llamar la atención de lo que sea que se encontrara fuera de la habitación, eso hasta que escuchó el llanto de su madre.
—¿TaeHyungnnie?
Él se sentó derecho, volteando a ver a la puerta con incredulidad —¿O-omma?
—¡TaeHyung! —ella y su padre gritaron, el pomo se giró con fuerza cuando intentaron abrir la puerta, pero esta no cedió. TaeHyung se recargó en ella oyendo sus quejidos y cómo tocaban la puerta— ¡Tae ábrenos!
—¡Omma, appa! —les llamó desesperado, sus temblorosas manos alcanzando primero el seguro para quitárselo, luego el picaporte para girarlo, mismo que no cedió— ¡No puedo! ¡Ayúdenme!
Ahora él le pegó dos puñetazos a la puerta, haciéndola temblar » ¡AYUDA POR FAVOR! —ya no quería estar ahí solo, necesitaba tanto un abrazo de sus padres. En su desesperación consideró tirar la puerta, la golpeó sin dejar de llorar— ¡Ommaaaa!
—Aquí estoy, aquí estoy mi niño —aunque lloraba, sonó tan cariñosa que se sintió como una caricia en su cabeza—, no me voy a ir, sólo abre la puerta.
Sacudió el picaporte, este apenas temblando sin ceder —No puedo... no puedo salir —dejó salir más lágrimas, sintiéndose completamente agotado, tanto por correr, llorar, gritar, y principalmente, tener tanto miedo—, no pue-do...
—Vas a salir, te vamos a sacar de ahí ¡No voy a parar hasta tenerte conmigo!
El chico sonrió débilmente —Yo quiero estar con ustedes... ya... lo-los... te amo omma.
—¿TaeHyung? ¿Hijo? —sintió que se le fue el aire, se sentía mareado, golpeó la puerta con su cuerpo al dejarse caer y deslizar hasta el suelo donde quedó tirado— ¡TaeHyung!
—Aquí estoy... —susurró tocando la puerta, la acarició y rasguñó un poco para que le escucharan, luego dejo caer su mano. Estando en el suelo, pudo ver el pequeño espacio entre la puerta y el piso, por ahí asomó sus dedos sintiendo un frío tan fuerte que se sintió cortante, jadeó volviendo a meter su mano y abrazándola.
No dejó de llorar » Te-tengo miedo... no pu-puedo más... —la vista se le ponía borrosa, escuchó más golpes y el llanto de su madre.
El frío aumentaba junto a la obscuridad, fue horrible, sintió como si las lágrimas que seguían cayendo se congelarán sobre su piel quemándole. Intentó quitarlas, intentó pararse para seguir intentando abrir la puerta, trató de gritar a sus padres, pero quedó inconsciente, tirado en el suelo junto a un teléfono que se apagó por baja batería.
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