—¡MAMÁ!
Aunque estuviera en la calle, gritó con todas sus fuerzas por la mujer que le dio la vida, podía ver su hogar esperando a por él así que apresuró su correr hasta estrellarse con la puerta, empujándola y entrando con la respiración agitada » ¡Mamá, papá! —les llamó mirando la sala, se asomó en la cocina, y luego fue a sus habitaciones, no estaban, seguían sin aparecer.
Con sus manos temblando, se obligó a marcarle a uno de sus progenitores esperando obtener una mejor respuesta, así como una explicación, pero nuevamente le contestó el silencio. Le gritó antes de ponerse a frotar su rostro con las manos, tenía que despertar, tenía que entender qué estaba ocurriendo.
Su celular vibró en su mano izquierda, era un mensaje de JiMin, uno de tantos. Hasta ese momento se dejó caer en el sillón y observó el registro de mensajes, había recibido muchos tanto de sus padres como de JiMin, empezó a leerlos.
"¿Dónde te metiste Kim TaeHyung?"
"Donde sea que estés ven a casa, ni creas que te salvaste de acompañar a tu madre al supermercado"
"Oye, tu madre me llamó, jajaja, creo que se enojó porque no te encuentra, ¿Dónde estás?"
"Estás castigado"
"Si no me contestas otra llamada voy a quitarte todas las vacaciones el permiso de salir el fin de semana"
"Olvídate de usar tu ordenador, haré que tu padre te lo quite hoy mismo"
"TaeHyung ¿Estás jugando una broma? Créeme que no es gracioso"
Cada mensaje de texto que leyó, ya fuera de sus padres y de JiMin le mareaban más, no entendía nada, su cabeza se movía en negación mirando a la pantalla. No podía ser posible que se encontrara en la sala de su hogar, sentado en el sillón donde se sentaba él y su madre a platicar algunas veces, ella leyendo y él jugando con su teléfono, a veces viendo también a sus hermanitos jugar desde la ventana. Giró su rostro observando esa misma ventada, del otro lado no estaba un par de niños corriendo y jugando con sus amigos, tampoco veía a su perrita saltar ladrándole al gato vecino, no había nadie, ni siquiera los pajaritos que solían detenerse en el bebedero colgante, siempre había aves cerca pero esa mañana no.
Ni siquiera había escuchado en qué momento había soltado su celular, pero este vibró nuevamente desde el suelo con nuevos mensajes en su buzón, su madre reclamaba el por qué no le contestaba ni el teléfono ni los mensajes. A juzgar por cómo escribía, Tae sabía que ella estaba molesta, pero eso no era lo que le angustiaba.
"Mamá estoy en casa"
Ella no le creyó, TaeHyung descubrió que ella podía leerle y responderle por mensajes, eso le hizo sentirse un poco más calmado, pero sólo un momento. La desesperación que sentía podía leerse.
"No miento mamá ayudamen no entiendo"
"estoy solo"
"Tengo miedp"
Agregó una fotografía, sólo entonces su madre dejó de responderle pidiéndole que dejara de jugar, ella no respondió por un momento, seguramente sintiéndose tan confundida como él.
"Mamá qué esta pasadno?"
La llamada de su padre volvió a entrar a su teléfono, contestó enseguida escuchando no más que interferencias » ¡Papá! —gritó igual, empezando a caminar por la casa para buscar una mejor señal— ¿Dónde están?
Pudo oír una respuesta, pero no estuvo seguro del todo —sala —sólo eso entendió, seguido del ladrido de Soonshim. Al entrar en la recamara de sus hermanos, vio la ventana abierta, apuntando justo a la casa vacía de Soonshim. Las lágrimas se deslizaron, mientras se debilitaba de las piernas y apoyado en la pared se dejó caer hasta el suelo.
