Fucking Diamonds | Connverse

15

Eastside
♪benny blanco, Halsey, Khalid♪
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Pasaron los meses y el plan estaba meticulosamente armado, incluso con dificultad lograron armar nuevamente la nave.

El silencio y la determinación inundaba aquella máquina espacial, captando la atención de la azulada perla conflictuada con su diamante. La última apretó con fuerza uno de los botones y bajó una de las palancas, moderando la velocidad para ir hacia el zoológico humano. Allí si todo salía bien, irían nuevamente a casa y todos estarían felices y comiendo perdices.

—¿Steven, va todo bien? —preguntó la morena, manteniendo el control de la situación. Lo miró por algunos segundos, mientras este en silencio, asintió respecto a la pregunta.

—Sí, lo está, no tenemos que preocuparnos aún —mordió su labio inferior algo nervioso.

—Perla, los motores —susurró la azulada, con tal que la otra los revisara.

—Ahora voy —la crema se levantó dispuesta a hacer lo ordenado.

—No, no hace falta, necesitamos al menos una perla aquí, Perla Azul, ve tú —ordenó con dureza la morena. Steven la miró de reojo, sentía el ambiente pesado y eso lo estresaba.

—Sí, Connie —se levantó y se apresuró a irse. Al ver que ya se había ido, el menor se apresuró a hablar.

—No debes ser tan dura con ella —parpadeó un par de veces, dudoso. La perla restante, escuchó la conversación con disimulo.

—No lo soy.

—Sí lo eres, la tratas mal y parece que ni siquiera quieres verla —la morena lo miró por segundos y volvió su vista a los botones y al frente. —La nave está en piloto automático, no creas que no me di cuenta —pronunció molesto con cara aburrida. Connie cerró sus ojos y apoyó una mano en su frente, frustrada.

—Bien, tú ganas, sí, estoy siendo dura con ella —Steven sonrió para sí, al darse cuenta que tenía razón. —Pero no merece mi perdón.

—¿Desde cuándo eres una diamante? —rió por su chiste sin gracia.

—Desde que nací —susurró a lo bajo, parpadeando. —¿Me parezco a mi madre, Perla? —la miró a la arcoíris. Esta se sonrojó avergonzada y miró a los lados.

—Supongo que... —arrastró —... ¿No?

—¿Eso es una pregunta o una respuesta? —reclamó algo molesto Steven. —Sé concisa, Perla.

—Bueno, ambas pasamos mucho con sus madres, es entendible que no hayamos superado su muerte —susurró sin atreverse a enfrentar la situación con claridad.

—Entonces simplemente es problema suyo, ¿viste, Connie? No tienes de qué preocuparte —la nombrada volvió a cerrar los ojos por unos segundos y movió su cabeza ligeramente.

—Ya quiero ver a papá, ¿sabes? —miró a Steven y se inclinó en su asiento. —¿Crees que lo estarán alimentando bien? Siempre fueron un desastre en alimentar humanos, ¡¿y si tiene una novia?! ¡Estoy aterrada! —admitió colocando una mano en su pecho.

—¿Acaso quieres que nuestros padres tengan novia? —rió al imaginarse la situación.

—Tenemos que liberar a los otros humanos —pronunció mirando a la nada. El otro orgánico se sobresaltó.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué dices eso?! ¡Claro que no! El resto no se llama “papá”.

—Nuestros padres siquiera se llaman así —lo miró, irónica.