Aprendía que al luchar
sólo pretendía alcanzar
aquello que parecía malgastar
tanta tinta como mar.
Que fluía y perseguía
a una pequeña brisa
que siempre le sonreía
mientras ella dormía.
Triste y decidida
a desaprender la indecisión
de la incoherencia en vida
sin ninguna otra intención.
Por perseguir aquello
que sólo ella sentía
en aquel ser tan bello
que era simple ironía.