Miedos, miedos que van y vienen constantemente, innombrables las veces, deseando suerte.
Quieren bailar a la luz de mis velas, aquellas que puse sobre el jardín de mentiras escondidas tras cenizas.
Las fronteras que en aquellas huellas forjé, con mi alma hundida, en miserias perdidas.
Sintiendo aquello que supuestamente fué motivo, motivo por el cual sigo el camino de soñar lo invencible.
Maquinaria que traza pequeñas fisuras por todos los cuerpos que lo habitan, inevitablemente.
Muerden podridas celdas de miel que congelan mis pies cuando no alcanzo caminar.
Mar de nubes que se mantiene tras las paredes de mi piel y arrasa con todo lo que ve.
Sentidos de papel que apagan vistas al anochecer.