Vacío a la calma
o a la tristeza
de ver
lo que antes ocultabas (tal vez).
Nada de calma,
sino tristeza,
la tristeza de ver
lo que no quería creer.
Aquí está,
ante mis ojos
que todo negro lo ven
y miedo proyectan al amanecer.
Me vacío el alma
para llegar
a tocar la calma
que pensé que me daría paz.
Mátame de golpe,
nada más veré florecer,
puesto que en mi mente negra
toda semilla prefiere no ser.
No hay luz en tu esquina,
tal vez en la mía haya papel,
o almas perdidas
queriendo correr.
Surco las paredes de mi vientre,
me coloco lejos, lejos, muy lejos,
no se dónde estoy,
¿hay alguien ahí?
Me presento al vacío,
vestida pero sin piel,
y lágrimas púrpuras
brillan en mi sien.
La brisa me susurra al oído,
ya se va,
mientras los párpados se cierran
y las pestañas se despeinan.
Me pregunto a mí misma dónde estas,
aunque la respuesta
prefiero no
escoger.
Mátame de golpe,
nada más veré florecer,
puesto que en mi mente negra
toda semilla prefiere no ser.