XI

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—¿Qué sigue ahora? —preguntó Jisung emocionado.

Ya habían terminado su helado por completo y Han tenía las energías al tope gracias a la cantidad de azúcar que su cuerpo retenía.

—¿Qué tal al parque de diversiones? —Minho tenía un nuevo plan para robar un beso de Jisung, y esta vez no fracasaría.

Han asintió emocionado, él no solía salir mucho, de hecho el 80% del tiempo se la pasaba metido leyendo, el resto era prestando atención en clase e incluso durmiendo. Pensó que esto sería un buen cambio a su rutina habitual.

—¿No podemos apurarnos? —preguntó Jisung desesperado porque el bus no llegaba.

—Sí, seguro. Esperemos el bus más rápido —dijo con sarcasmo Minho.

Han rió por lo bajo. Segundos después el transporte apareció y no tardaron en subirse para emprender su viaje al parque.

En el camino, jugaron a un "veo veo" muy extremo y rápido, pues el camión avanzaba a prisa debido a la falta de tráfico a esas horas. Entre risas y juegos bajaron del bus para llegar a su destino.

—¿Qué te parece si primero vamos a la canoa? —Jisung estaba muy emocionado, en otras ocasiones hubiera simplemente acompañado a sus amigos y se quedaría sentado en algún lado leyendo, pero esta vez era diferente. Quería experimentar, deseaba sentir la adrenalina correr por sus venas, las ansiadas ganas de vomitar. Parecía un niño en dulcería.

—¿S-Seguro? —Minho no era muy fan de esos juegos. De hecho odiaba cualquier juego que implicará movimientos bruscos o altura. A excepción de la rueda de carrusel, esa era relativamente tranquila.

—¡Sí! —lo tomó de la mano y lo dirigió al juego con dificultad, pues Minho ponía todo su pesos en sus talones para evitar avanzar. No quería, seguramente después devolvería hasta lo que no había comido—. ¡Vamos a la canoa Minho! —el castaño tragó grueso. ¿Qué acaso Jisung no sabía que era en esos lugares en donde se sentía más feo?

Al tomar asiento en los respectivos lugares, el encargado del juego ajustó las barras de metal que servían como seguridad.

—¿E-Eso es todo? ¿No va a poner cinturón o algo? ¡A-Alguien podría morir aquí! —habló rápidamente Minho.

—No ha pasado nada desde hace años, esto es muy seguro —sonrió Jihoon saliendo de la canoa para poder empezar el juego.

Minho rezó a todos los santos que él conocía, a los existentes e inexistentes, de verdad quería salir vivo de ahí. Solo esperaba no vomitar en el proceso del juego.

La canoa empezó a moverse de manera lenta, inconscientemente, se aferró a la barra de metal y gritó.

—Calma, ni siquiera a empezado —se burló Jisung.

Con el paso de los segundos los movimientos se hicieron más pronunciados, al punto de que la canoa casi quedó boca arriba.

Han reía divertido por la explosión de sensaciones que experimentaba. Era igual que leer, no, esto era aún mejor.

—Santa maría madre de Dios, ruega señora por nosotros los pecadores —ya estaban arriba, solo microsegundos para volver a bajar de manera rápida— ¡A-Ahora y en la hora de nuestra muerte! ¡AY DIOS MAMÁ! —iba más rápido y Minho no sabía de que más aferrarse, mañana amanecería afónico de tanto gritar—. ¡Piedad! ¡SÉ QUE NO DEBÍ ROBAR LA GOMA DE SEOKJIN PERO ERA BONITA! ¡LO SIENTO! ¡JURO QUE MEJORARE PERO NO QUIERO MORIR AQUÍ!

Minho entró en pánico cuando la canoa se colocó boca arriba, ¿CÓMO MIERDA HIZO ESO? ¿ERA POSIBLE?

—¡MAMÁ! —chilló cuando volvió a bajar.

Esa fue la última vuelta, las demás fueron más controladas y bajas comparadas con la anterior. Cuando por fin terminó Minho no esperó más y se lanzó al suelo casi besándolo.

—¡Suelo! Te extrañé tanto —murmuró con la voz ronca por sus recientes gritos.

—No seas exagerado, fue divertido —Jisung sonrió y Lee juró que le daba un paro cardíaco en ese momento.

Han tenía sus cabellos rubios desordenados, dándole un toque atractivo, su rostro estaba cubierto por una fina capa de sudor dejando su rostro brillante, sus ojos brillaban tanto como las luces de las atracciones y la sonrisa que mantenía desde el inicio del juego fue la cereza del pastel.

—¡Vamos a otro!

Minho suspiró e hizo memoria de todos los rezos que su madre le había enseñado en su infancia. Sería la mauske herramienta que usaría después.

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