⇢ Read me 「 ᴍɪɴꜱᴜɴɢ 」

VI

Habían pasado unos días, y la “relación” entre Han y Minho, se había hecho solo un poco, menos estrecha que antes. Siendo sinceros Lee no había intentado mucho, porque tenía miedo de fallar en el intento. Era comprensible, tratar con Jisung era como vivir en un campo minado.

Minho tenía la idea de invitar a Han a una comida, sin embargo, no había mucho en su refrigerador. Con aquella idea en mente, entró a la universidad y pasó el día buscando series entretenidas, temas de conversación, comidas simples pero ricas. Todo para tener una cena excelente.

—Jisung, ¿quieres venir conmigo al super? —cuestionó Minho con un pequeño rubor en sus mejillas debido a la vergüenza—. Y tal vez... Después, no sé, ir a mi casa a cenar. ¡Claro si tu quieres!

Han lo meditó un momento, de hecho ya no tenia libros, los estaba repitiendo, y era buena idea ir al supermercado por libros nuevos, la biblioteca estaba cerrada por mantenimiento, tendría que adaptarse. Además, tendría comida gratis.

—Claro, vamos.

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Al llegar al supermercado, Minho se dirigió al apartado de comida, Jisung iba detrás de él, siguiéndolo. Hasta que se cruzaron por el pasillo de lectura, Han se quedó ahí, admirando las bellezas que los estantes le ofrecían. Libros, una infinidad de nuevos mundos, aventuras, tragedias y romances que el mismo Jisung estaba dispuesto a experimentar.

Avanzó a paso decidido por el pasillo, tomando los libros que llamaban su atención, osea, casi todos. Cuando ya iba a medio pasillo, sus brazos no eran lo suficientemente largos para llevar la gran cantidad de libros. Suspiró derrotado. Inconscientemente, observó hacía abajo, en el último apartado, un libro llamó demasiado su atención. “El último mago”, a duras penas se agachó y agarró el libro examinandolo, detrás de este, estaba otro, la portada era parecida, igualmente lo tomó. No tardo mucho para darse cuenta que era un secuela de su primer libro. Sonrió satisfecho. Tendría material suficiente para una semana más o menos.

—¿Jisung? —Minho, le miraba sorprendido.

—Oh, hola Minho —sonrió suavemente, acercándose al carrito de compras depositando todos sus libros.

—P-Pero... —balbuceo el mayor.

—En mi defensa, me dejaste solo —sonrió divertido, depositando otros tres libros más en el carrito de compras.

Minho prefirió no decir nada y seguir con sus compras.