*2*

43 5 6
                                    

La semana transcurrió sin ninguna novedad exceptuando el tremendo catarro de Harry. Pero el viernes el director hizo un llamamiento a los alumnos de primero de bachillerato para que fueran al salón de actos después de clase.

A las dos de la tarde, Harry, Niall y más alumnos desconocidos y compañeros esperaban sentados en el patio de butacas al director. Cuando este llegó, se disculpó por el retraso de unos veinte minutos y anunció que, a mediados de enero, el día veintitrés, se organizaba un viaje solo para ese curso. Iban  a pasar siete días en Canterbury, alojados en cabañas junto a otros adolescentes. 

Todos estaban emocionados; siete días lejos de casa, sin padres ni instituto junto con otras personas. Todos excepto Niall, que odiaba la nieve casi tanto como al profesor que los iba a acompañar, Simon Cowell. El señor Cowell era su profesor de literatura, un hombre de pelo negro y ojos tan oscuros como su ego. Humillaba a sus alumnos siempre que podia para sentirse poderoso. Todos los alumnos compartían su odio hacia él, pero ningún profesor le daba importancia a sus comentarios.

Niall y Harry bufaron cuando recibieron la noticia, pero el segundo animó al primero diciendo que iban a ser siete días de casi absoluta libertad con otros jóvenes, convenciendo así al irlandés para que fuese al viaje.

*** 

- ¡Louis William Tomlinson! - gritó Jay, la madre del aludido.  Este bajó lentamente las escaleras de madera de su casa temiendo lo que iba a pasar. - ¿Me puedes explicar porque ayer faltaste a la clase de matemáticas e inglés?

Louis se mordió el labio inferior  pensando en una buena excusa que lo salvase de un horrible castigo, pero la mirada de reproche de su madre clavada en sus ojos azules le impedia pensar con claridad y rapidez. Jay levantó las cejas y luego rodó los ojos sabiendo así la verdad. Se cruzó de brazos y anunció :

- Lo siento Lou, pero estás castigado sin tecnología ni salir y asistes a ese viaje porque ya lo he pagado, porque sino, tampoco irías.

Después, subió las escaleras a la habitación de su hijo para requisar cualquier aparato electrónico.

El chico suspiró, al menos no había tenido que explicar el porque de sus ausencias en el instituto. Seguramente ella lo había adivinado nada más verlo, pero esperaba que su hijo se lo contase. Cerró los ojos y se prometió que nunca más asistiría a una de esas peleas de boxeo clandestinas ni aunque fuese como espectador.

Félicité entró por la puerta principal con un montón de trastos en sus manos haciendo que apenas pudiese abrir la puerta con el pie. Rápidamente su hermano mayor acudió a ayudarla. Ella le sonrió dándole las gracias. Detrás de ella estaban Lottie y las gemelas Daisy y Phoebe también cargadas con bolsas. Eran las ocho y media de la tarde y volvían de sus extraescolares. Las gemelas saltaron a los brazos de su hermano que las abrazó levantandolas del suelo.

- ¡Podemos volar! - gritó Phoebe.

Louis rio ante los comentarios de sus hermanas y las llenó de besos. 

- ¿Y para nosotras qué? - preguntó Lottie con una media sonrisa. Por supuesto había visto las heridas de su hermano pero decidió no comentar nada y estropear el momento. Louis sonrió aún más formándose así arrugas debajo de sus ojos y abrazó a sus otras dos hermanas.

Johannah bajó al recibidor con una caja en sus manos y saludó a sus hijas. Después, todos cenaron sin mencionar las heridas de Louis, quién también evitaba a toda costa ese tema.

***

Harry también estaba cenando, pero su familia no era ni de lejos tan grande como la de Louis. Cenaban él, su madre y su padrastro. Su hermana Gemma estaba en la universidad y solo se podían ver los domingos.

Canterbury [LARRY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora