Amaneció en Canterbury. El sol ya empezaba a asomar en el horizonte y las alarmas en las cabañas comenzaron a sonar llevándose consigo gruñidos, murmullos y quejas por madrugar.
En la cabaña de Harry y Niall el sueño seguía dominando el cuerpo de los adolescentes exhaustos por la fiesta de la noche pasada. Pero no estaban solos; una conocida pelirroja descansaba abrazada por Niall, un ojiazul de voz chillona roncaba con la cabeza en el torso desnudo de Harry y, Zayn y Liam también dormían. Jonah, el tercer miembro de la cabaña de los chicos del Winchester College no estaba, seguramente se hubiese quedado a dormir con alguien.
Un ruido de nudillos sobre la puerta desveló a un par de adolescentes. La monitora que había llamado, al observar que nadie abría y que las persianas seguían bajadas, quitó la cerradura y sorprendió a los seis chicos profundamente dormidos.
- Cof, cof - pronunció mientras subía la persiana.
- Liam baja la puta persiana - se quejó Leya cubriéndose la cara con la sábana y pegándose más al cuerpo semi-desnudo de su rubio novio.
- Por esta vez haré la vista gorda, pero la próxima vez tendréis una penalización - explicó la monitora antes de desaparecer por la puerta.
Cuando ya estaba lejos de dicha cabaña, sacó su móvil del bolsillo, marcó un número en el teclado táctil y esperó durante tres o cuatro pitidos hasta que la persona al otro lado de la línia descolgó.
- Estaban allí - pronunció ella.
- ¿Los maricones? - preguntó la voz.
- Sí, estaban durmiendo juntos. ¿Quiere que intervenga? - comentó ella.
- No, ese es mi trabajo. Mañana sucederá. Ahora cuelga - ordenó.
- El dinero- habló ella con fría voz antes de finalizar la llamada.
La voz respiró con pesadez, todo aquel que había colaborado consigo lo primero que pedían era siempre el dinero. Pero lo podía entender, la voz quería a su presa, los colaboradores su parte monetaria.
- Esta noche, a las diez en los merenderos. - contestó la voz antes de colgar la llamada.
Harry gruñó revolviéndose en la pequeña cama intentando evitar la cegadora y molesta luz solar en vano. Abrió con cuidado los ojos todavía adormilado y visualizó a un encantador ojiazul con el ceño fruncido por la luz que descansaba sobre su pecho. Harry se moría de amor al verlo, parecía un pequeño ángel. Para despertarlo, le dio un beso en la coronilla acariciándole los lacios cabellos. Louis se removió un poco y abrió los ojos encontrándose con unas hermosas y brillantes esmeraldas observándole.
- Buenos días - susurró Louis abrazando el cuerpo de su novio.- A tu lado siempre son buenos días - confesó Harry algo sonrojado dándole un beso en la nariz.
- Eres un cursi - se burló Louis otorgándole un dulce beso en los labios mientras despeinaba sus rizos a propósito.
- Pero te encanta este cursi - dijo el rizado acariciando las caderas del mayor.
- ¿Qué hora es? - cuestionó Zayn en un bostezo mientras se ponía en pie.
- Hora de despertarse - concluyó Harry sin despegarse de su ojiazul.
Leya seguía dormida, tenía una habilidad especial para continuar en el país de los sueños aunque hubiése algo de ruido. Niall, por contrario ya se había desvelado. Aún así, seguía abrazando el cuerpo de su pelirroja que llevaba puesta una de sus camisetas. El rubio le dio un suave beso en la clavícula.
- Buenos días ángel - le dijo al oído.
La piel de Leya se erizó por momentos y con lentitud abrió los ojos, bostezando. Se giró hacia Niall algo molesta y escondió el rostro en su cuello.
- No me voy a levantar, no me vas a convencer - se quejó ella.
- Hay que levantarse, bebé - dijo él acariciando sus cabellos.
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Canterbury [LARRY]
Teen FictionLouis, Harry, Leya, Niall, Zayn y Liam. El destino lleva de viaje a estos chicos a Canterbury. Amistad, valentia, un amor prohibido y un infame profesor. Una mirada, una caricia, un beso y una huida. -¡No Harry, no! -Tranquilo Louis, el barco siem...