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- Buenos días mi cumpleañero - dijo Louis dejando cortos besos sobre la mejilla del ojiverde para despertarlo. Pero se paró justo a milímetros de sus labios.

- ¿No vas a besarme? - preguntó pícaro Harry con los ojos abiertos.

Louis sonrió separando un poco más sus bocas, quitó las mantas del cuerpo de su novio y se subió sobre él.

- ¿Por qué no lo haces tu? - propuso acercando otra vez sus bocas.

Harry no lo dudó; agarró la cara de su novio firmemente con ambas manos y la atrajo hacia él, sus labios juntándose en un maravilloso y electrizante contacto. Rápidamente se incorporó haciendo que sus entrepiernas se juntasen. Louis introdujo ágilmente su lengua en la cavidad bucal de Harry, y éste apretó sus glúteos con ardiente deseo. Louis cambió las tornas e hizo que su novio se sentase sobre él. Luego despegó sus labios y empezó a repartir húmedos besos, lametazos y mordidas por el cuello del menor sacándole múltiples jadeos.

- Lou... oh... - repetía una y otra vez.

El llamado se acercó al oído de Harry susurrando :

- No sabes las ganas que te tenía ayer, pequeño pervertido - luego le mordió el lóbulo de la oreja.

En un acto reflejo, Harry se quitó la parte superior del pijama dejando ver su barco tatuado. Instantes después, Louis lo imitó mostrando su brújula. Estuvieron unos instantes observando el cuerpo del otro con detenimiento.

- Tienes un cuerpo precioso - admiró Louis mientras acariciaba el navío hecho de tinta en su brazo.

Harry sonrió de lado con ternura, ¿dónde había estado aquel chico de chillona voz toda su vida? Con ternura le acarició su curvilíneo cuerpo terminando en sus mejillas. Fijó su mirada en la de Louis y pensó que era el momento.

- Te quiero - pronunció.

- Yo también te quiero - añadió Louis.

Aquellas dos frases fueron las más sinceras y puras que habían recitado en toda su corta vida.

No se sabe cuanto tiempo pasaron así : sus miradas, las caricias y el silencio. En ese momento no les hacía falta nada más; se tenían el uno al otro, estaban juntos y eso era lo único que necesitaban.

Volvieron a juntar sus labios, esta vez en un romántico contacto para guardar para siempre sus palabras.

- Buenos... - dijo George abriendo la puerta de su habitación -  Eh... bueno... - tartamudeó. Los había pillado haciendo a saber el qué y eso era incómodo para los tres - El desayuno ya está - proclamó con rapidez mientras salía de la estancia. 

Harry y Louis estaban rojos como un tomate; estaban desnudos de cintura para arriba, uno encima del otro y con el pelo deshecho. Louis soltó una risita vergonzosa y Harry lo siguió con varias carcajadas que desencadenaron un ataque de risa.

- Feliz cumpleaños Harry - dijo con una sonrisa dándole un corto  beso en los labios.

Luego se vistieron y peinaron, y bajaron a desayunar aún un poco avergonzados.

- Buenos días George - dijeron los dos mientras sacaban algunos cubiertos de los armarios de la cocina.

El anciano les correspondió al saludo y felicitó a Harry por su decimoséptimo cumpleaños mientras servía el desayuno.

- He hecho tortitas - dijo poniendo un plato en la mesa - espero que estén buenas, hace cuatro años que no las hago. También hay fruta y zumo. Eso sí, no tengo chocolate, mi salud no me lo permite - explicó.

Canterbury [LARRY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora