Canterbury [LARRY]

*6*

Después de desayunar todos los adolescentes del campamento subieron a sus respectivos autobuses y pusieron rumbo a un pueblo cercano

En el bus del Winchester College, Niall y Leya habían tomado asiento juntos -después de que Harry insistiera un millón de veces que solo estaría bien- y se pasaron los veinte minutos de viaje siendo tremendamente pegajosos. Harry quería estar a solas, necesitaba pensar. Reflexionar acerca de lo que empezaba a sentir hacia Louis. ¿Le gustaba? ¿Él le gustaba a él? ¿Lo miraría mal si se abría? ¿Lo trataría como un bicho raro? ¿Y si Louis ya no quería hablarle más? Esa pregunta le había dolido un poco más que las anteriores. "Entonces es cierto" pensó "me gusta Louis". Unos segundos más tarde se dio cuenta que se había sonrojado ante su mental afirmación. Una pequeña sonrisa de lado asomó en sus labios por mucho que intentase reprimir la. Estaba contento, ahora ya sabía lo que sentía. Ahora debía pensar en que hacer al respecto y como no parecer demasiado obvio.

En el autobús del South College también había cerebros trabajando. Por una parte estaba Zayn, quién por supuesto había recibido noticias acerca de la nueva relación romántica entre Niall y Leya. Se sentía al mismo tiempo frustrado, confundido y asombrado. Frustrado, porque no parecía tan irresistible como siempre había creído ya que las mujeres tarde o temprano caían en su red; confundido porque aunque Leya le gustaba estaba Niall,  su amigo y aunque se conociesen de muy poco tiempo se llevaban bastante bien y no quería dañarlo; y asombrado porque siendo completamente honesto no entendía que mierda pasaba en ese campamento : Louis se comportaba de manera peculiar y diferente con Harry desde que lo conoció y a él le había empezado a gustar una chica. Todo era muy irónico.

Louis también pensaba en Harry, aunque de forma diferente. Se preguntaba como de poderoso era el destino para que algo tan improbable como encontrarte a un chico por la calle, devolverle el gorro y meses después volverlo a ver y pensar que te sentías distinto. Era una sensación desconocida para el chico de cabellos lacios. ¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Qué efecto estaba provocando Harry en él? 

Desde aquel día de noviembre todo había sido extraño. Sentía un leve cosquilleo en el estómago y las piernas siempre que salía a la calle. Por alguna razón quería volver a ver a ese chico, pero no sucedía y empezó a olvidarlo. Hasta que lo vio en el campamento con su abrigo y su gorro gris. El gorro que tanto le agradaba.

También le agradaba recordar el día de su primer encuentro. Aquel día había hecho pellas para asistir a una pelea clandestina con malas influencias. Al ganador de la competición se le otorgaban dos mil libras en efectivo y Louis no podía desperdiciar esa opurtunidad. Pero no ganó, los que se hacian llamar "su equipo o sus compañeros" le habían chivado sus puntos débiles al contrincante y este los atacó sin piedad dejando completamente fuera de combate al joven. Era juego sucio, pero tratándose de peleas clandestinas todo era válido. Louis volvía a casa con los ojos algo amoratados, la nariz sangrando, arañazos en la cara y heridas menores. Hacía frío cuando volvía a su hogar y la fina chaqueta de chandal no lo calentaba. Atajó por un par de callejones y cuando pisó la calle principal, un tembloroso chico que estaba unos metros por delante se giró desesperadamente para atrapar su gorro. Él lo agarró y se lo entregó sin apartar sus ojos de las bonitas esmeraldas del otro quién casi no lo miraba -por miedo supuso Louis- pero le agradeció el rescate de su prenda y se marchó.

Rio para sus adentros, que curiosa es la vida. Pero, ¿Qué le hacía sentir Harry? Algo que nunca había sentido por alguien de su mismo sexo para empezar. ¿Y profundizando sentimentalmente? ¿Qué sentía? Louis soltó un leve suspiro, había mucho que explicarse a si mismo. El rizado le hacía reír, le encantaba oírlo hablar, adoraba sus hoyuelos casi tanto como sus bonitas y brillantes esmeraldas ; y el día que entrelazaron sus dedos meñiques para prometer que Louis no contaría el secreto de Harry... Ese día, simplemente para el chico de ojos azules no podía parar de brillar el sol.