VII

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Tobías despertaba de su sueño justo cuando Robert salía de la cabina.

—En unos minutos estaremos llegando a Dallas

—Está bien —dice Francisco

—¿Cómo estás? —le pregunta Tobías a Taylor que estaba a su lado

—Estoy mejor... ¿Cómo estás tú?

—No lo sé... No puedo borrar la imagen de los caminantes atacando a Carlos

Se levanta y Valentina se acerca a enseñarle sus dibujos

—Están bonitos

En el cuaderno había diferentes dibujos, desde animales hasta todos ellos, Tobías avanza hasta una página donde aparecían cuatros personas.

—Ese eres tú —dice señalando a uno de ellos— Ella es Taylor, ese es Carlos y esa soy yo

Valentina sonríe y Tobías la abraza.

—Nosotros somos iguales...

—¿Por qué dices eso, pequeña?

—Yo extraño a mi papá —dice separándose del abrazo— Y tú extrañas a tu mamá

—Ellos nos estarán cuidando...

—Tienes razón... —dice agachando la mirada

—Ven pequeña, hay que guardar tus cosas

Taylor se acerca y la lleva hacia donde había dejado sus cosas para ayudarla. Mientras, Tobías busca su celular que había guardado en la mochila, pero no tiene batería.

Por las ventanas, poco a poco se empezaba a mostrar la ciudad, la cual no daba buenas señales, había humo por todos lados, carros estrellados, y siluetas que avanzaban sin rumbo por las calles.

Dentro de la cabina, Pedro había notado que el aeropuerto estaba lleno de caminantes, por lo que había hablado con Robert para aterrizar en un parque donde se veía señales que había ocurrido un incendio, consumiendo la mayoría de árboles.

Pedro anteriormente había comentado que fue parte de la fuerza aérea, por eso sus habilidades con el avión y el manejo de armas.

Finalmente descienden y uno por uno van bajando.

—Debemos ocultarlo con algo —dice Robert

—Creo que no es necesario, los pocos árboles que quedan lo cubren perfectamente —dice Francisco

—Hay que ocultarnos en alguna casa mientras vamos por el combustible —dice Pedro

—Podemos ir a esa —dice Camila señalando una que se encontraba en una esquina al lado del parque.

—Vam...

La aparición repentina de un caminante por detrás, hace que Cinthya se asuste y dispare, pero fallando, Pedro se acerca y le dispara en la cabeza.

—¿Por qué hiciste eso? —le regaña Pedro— Y todavía fallaste

—Lo siento, me asusté

—Ya déjala Pedro, hay que movernos rápido —dice Robert

El grupo rápidamente se dirige hacia la casa que habían designado para ocultarse por mientras. Robert ingresa junto a Pedro y Francisco para asegurar que todo esté libre.

En el interior, como ya era costumbre, todo estaba desordenado, y por los vidrios rotos quizá había sido asaltada. Se dirigieron a la cocina, encontrando solo tres latas de sopa en el piso.

El fin de los días [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora