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Llegue a casa de mis padres y estuve un rato tocando la puerta, pero nadie abría, les marque pero tampoco atendían el teléfono. No me quedo de otra que regresar a la casa, suspire por mi fallida visita a mis padres. Subí al auto nuevamente cuando lo encendí mi celular sonó, mire la pantalla, es una llamada de Neji que por supuesto ignore.

Maneje al centro de Nagoya, deje estacionado el auto junto a la acera y baje a mirar las tiendas, todo lucia muy bonito con espíritu muy navideño. Después de entrar en algunas tiendas y comprar algunas cosas mi estómago rugió, había salido de casa sin comer. Entre a una cafetería que solia visitar con mi primer novio, aun seguía luciendo todo muy hogareño, ordene el desayuno y en lo que llegaba mire la pared donde las personas solían dejar fotos con algunas frases. Por alguna razón busqué la mía con él pero no estaba, incluso estaba el espacio vacío. Sin nada más que una pequeña nota, que decía "Te extraño", mi corazón latino con demasiada fuerza. Quise tomarlo pero, ¿y si le pertenece a otra pareja?, con esa idea en mente, me aleje de ahí y volví a la mesa. Me estaba haciendo ideas erróneas, él no volverá aunque en realidad espero que lo haga.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Temari, quien entraba al local

—¡TENTEN! —grito al verme

—¿Que sucede Temari, por que gritas? —pregunte

—Nada, solo estaba aburrida —bufé y ella comenzó a reírse.

—¿Por que no has venido a verme? —pregunto, se sento frente a mi.

—¿Es reproche? —respondí con otra pregunta

—No, solo que no te he visto —dijo aburrida —¿almorcemos juntas?

—Si —pedimos lo mismos y en lo que llegaba, nos pusimos a platicar —¿cómo has estado? —pregunte

—Ya sabes, todo bien y eso —dijo sin importancia

—Oye que pasó con el tipo que andabas —dije de momento.

—Te dije que lo mande al cuerno —dijo algo molesta

—¿No te buscó para explicarte? — pregunte mirándola

—Si, lo sigue haciendo, se la pasa molestandome en el trabajo —dijo un poco molesta

—¿Acaso no lo regañan? —el mesero nos trajo nuestros platos y nos pusimos a comer.

—Es el hijo del jefe —me atragante

—¿Te acostaste con el hijo de tu jefe? —pregunte sorprendida

—¿Qué?, ¡No! —negó rápidamente, se aclaró la garganta un poco —, él prácticamente es mi jefe

—¿Y aún así te molesta?

—Si, pero no le hago caso —fijo su vista en el plato —, es un maldito mujeriego.

—Que idiota —dije.

—¿Y tú, como vas? —dio un bocado a su comida

—Bien supongo —dije sin mucho interés por hablar del tema.

—¿Y Neji? —la mire al momento que dijo su nombre

—Últimamente se la pasa ocupado en con la empresa, ya sabes —mentí mirándola para luego fijar mi vista nuevamente en la pared donde yacían todas las fotos de las parejas.

Falsa Felicidad NejiTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora