A mitad del pasillo

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No es el mejor momento para besarse, y ambos lo saben. Están a mitad del pasillo, cualquiera podría pasar por ahí en ese momento, pero no les importa. Pedro siente los labios de Martín contra los suyos mientras él cuela sus manos bajo la camisa del otro, y sólo ruega a todos los santos que, si los atrapan, no sea un prefecto o un profesor.


La mera idea de ser sorprendido no hace más que provocarlos más. Están jugando con fuego, faltan escasos minutos para que termine la última clase, y pronto el pasillo estará lleno de personas. Martín lo empuja contra la pared; Pedro no se resiste. El beso comienza a convertirse en otra cosa y es peligroso, muy peligroso.


Martín da un paso hacia atrás cuando los primeros pasos se escuchan a lo lejos. Tiene las mejillas coloradas y la respiración aún agitada. Su camisa está fuera del pantalón, que se acomoda para intentar disimular el problema entre sus piernas. Pedro sabe que él debe lucir similar.Los pasos se acercan y ambos se miran por dos segundos antes de sonreírse. Pedro toma la mano de Martín y lo arrastra por el pasillo. Conoce un buen lugar en donde será más complicado que los descubran a mitad de un beso... y quizá de algo más.

[Latin Hetalia] Colección ArgenméxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora