Pedro lleva mucho tiempo queriendo decirle algo a Martín. Es algo importante, algo que siente atorado en el pecho y que día a día hace que respirar sea más complicado. Quiere decirle que lo ama. No es sencillo, no para alguien como él, que de pronto tiene arrebatos de estupidez. Quiere decirle que lo ama y no lo ha hecho porque decir esas dos palabras es importante, no es algo que se deba tomar a la ligera. Decirle a otra persona que la amas, que la amas en serio y que no es un simple enamoramiento culpa de la adolescencia, no es tan sencillo como parece. No para él.
Quizá lo que le impide decir lo que siente es el miedo al rechazo, o a perder la relación tan maravillosa que tiene con Martín, pues más allá de lo sentimental, le considera un gran amigo, alguien muy importante para él. O tal vez es como dice Itzel y no es tan macho como dice ser y en realidad es un marica por no ir de frente, con todo, para decir lo que siente, sin pensarlo tanto ni romperse la cabeza con un millón de posibilidades de lo que podría ser y que quizá ni será.
Quiere decirle a Martín que lo ama y no ha encontrado la canción adecuada para hacérselo saber. Y misteriosamente tampoco ha sido capaz de escribir una él mismo. Quiere decirle que lo ama y en las oportunidades que ha tenido, decide que es más fácil cambiar el tema o iniciar una pequeña (y peligrosa) discusión sobre el futbol y ya verás que no me sacas del Mundial para la próxima. Lo que sobran son oportunidades. Lo que falta es valor.
Un día, cuando está con Martín, Pedro está decidido a que aquel será el momento en el que se deshará de su inseguridad para decir lo que siente. Están sentados hombro con hombro en la banca de un parque cualquiera, viendo pasar a la gente. Así, tan casual, tan como cualquier otro día. Tan tranquilos y ajenos a muchas cosas que en otro momento ocuparán su atención. Pedro piensa y piensa y piensa las palabras que dirá, la forma como lo hará, si deberá ser muy formal o decirlo de una manera más relajada.
Entonces siente que Martín se recarga más en él, en un gesto muy de él, muy como en esas veces en las que le dice sin decir que lo consienta porque lo merece. Y Pedro sonríe. Y ése es el momento perfecto.
—Martín.
—¿Hm?
—Te amo.
Y sale así, sencillo, sin adornos y muy sincero. Martín no responde y aunque Pedro comienza a temer el rechazo, se siente tranquilo por haber dicho aquello que tenía ganas de decir desde mucho tiempo atrás.
—Yo también. ¿No te había quedado claro?
Entonces se siente liberado de aquella opresión que le impedía respirar.
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[Latin Hetalia] Colección Argenméx
FanfictionOne shots y drabbles Argenméx que he ido acumulando con los años. [Pedro y Martín, muchos AU] Imagen de portada por Cutemode0u0 en Facebook. Los personajes son parte de la comunidad de Latin Hetalia y no forman parte de ni tienen nada que ver con Co...