Capítulo 9: El Chico de Mis Sueños

1.2K 119 150
                                    

Dedicado a todas las bonitas personas que conocí en mi tiempo en el fandom

Advertencia: Contenido Explícito
Advertencia 2: Insultos homofóbicos.
...........................................................

-4 años antes-

En frente de la puerta de madera oscura, Aristóteles se recordó a sí mismo que aún podía parar y retroceder. Que aún podía evitar convertirse en un ladrón.

Él realmente lo había intentado, había buscado y usado todas las alternativas existentes para evitar llegar a tocar fondo haciendo algo tan antitético e inmoral, pero después de que fuera rechazado en todos sus empleos, las alternativas y el tiempo se le fueron terminando, orillándolo a esto.

Quería buscar más opciones, pensar futuros escenarios y optar por algo menos horrendo, pero ya no había mucho que pudiera hacer: tenía que conseguir el dinero antes de mañana o si no tendría que decirle adiós a su única oportunidad de reunirse con Thiago y que lo ayudara.

Pensando en Bruno, su padre, Linda y toda su familia, Aristóteles tomo el valor y coraje que necesitaba para cruzar la puerta de la oficina de Temo, quien como le había dicho Regina, estaba sin seguro.

Era una oficina pequeña pero bien amueblada con un escritorio grande y un librero precioso. En otras circunstancias menos ilegales e ilícitas, Aristóteles se hubiera detenido a examinar el catálogo de libros, pero en estos momentos tenía que salir lo antes posible antes de ser descubierto, por lo que fue directo al cajón del escritorio y lo abrió sin ningún inconveniente.

Dentro del cajón encontró varios papeles y plumas con algunos billetes que se guardó, pero lo que llamo su atención fue una pulsera dorada. Aristóteles no era ningún experto en joyas, pero sabía reconocer que ese debía de ser oro verdadero.

Estaba tan entretenido revisando el artículo que muy apenas se dio cuenta cuando la puerta se abría. La mirada de Temo López lo recibió al otro lado. Aristóteles sintió pánico por un segundo antes de recordar que traía puesta una máscara que aunque improvisada y de baja calidad, sabía cubrir su identidad.

-¿Te gusta la pulsera? -pregunto Temo, guardando la calma mientras daba un paso en la habitación y cerraba la puerta -. Es muy bonita

Aristóteles permaneció en su lugar, en modo de alerta ante cualquier movimiento extraño. Para responder se limitó a asentir con la cabeza, negándose a darle datos y características de él a Temo para que lo reconociera.

-Me la regalo mi madre -explico con tranquilidad Temo, acercándose más.

¿Era este hombre estúpido o que le pasaba? Aristóteles no estaba armado y claro que no se atrevería a lastimarlo de ninguna forma, pero él no sabía eso y aun así se acercaba como sin nada hasta él. Regina tenía razón en decir que era algo ignorante de la vida.

-No te muevas -dijo Ari, fingiendo la voz más grave que su rango vocal se lo permitía. Esperaba que los conocimientos de vocalización que usaba para cantar fueran suficiente para engañarlo mínimamente.

-Esta es mi oficina, no me dices que hacer -respondió Temo, haciendo una broma. ¿Haciendo una broma con alguien que le estaba robando? Este hombre estaba loco.

Ari no sabía por qué, pero de alguna forma esa falta de miedo y osadía habían provocado algo de simpatía por el chico. Una simpatía poco conveniente dado que estaba a punto de arrebatarle sus objetos de valor.

-¿Cómo sabes que no estoy armado? -le pregunto Ari, tratando de hacerlo retroceder. Temo no se mostró ni un poco más alarmado ante su advertencia.

-Si lo estuvieras ya me habrías amenazado -dijo Temo, como si fuera algo chistoso -. ¿Cómo te llamas?

Sweet Temptation[Aristemo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora