Prologo

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Dedicado a Anahí y Nat

Advertencia: Contenido Explicito.

Por más que Temo se lo prometiera a sí mismo no podía dejar de volver a este lugar. Ningún pensamiento era lo suficientemente fuerte para detenerlo. El amor y su juramento de ser eternamente fiel a una sola persona, eran simples palabras sin sentido en su mente, aunque eso no evitaba sentir un remordimiento dentro de él.

Llevaba varias noches haciendo lo mismo, decía que sería la última vez, que esto no volvería a pasar, porque él no era ese tipo de hombre: él no era un hombre infiel. Nunca lo había sido, hasta que una hermosa mirada y encantadora sonrisa lo tentaron y el cayo y continuaba cayendo cada día y cada noche.

No se sentía orgulloso, en lo absoluto. En realidad se sentía como la mayor escoria de la tierra cada vez que ocurría y aun así, estando en los brazos de él, le era imposible preocuparse por nada más en el mundo, por nada más que no fuera él.

Tocando a la puerta del ya conocido edificio, Temo se odio un poco más, pero eso no lo detuvo de esperar ansiosamente a que la abrieran, a que su terrible pecado lo recibiera para comenzar un acto tan placentero y prohibido.

No tenía ni idea de cómo todo su matrimonio había terminado en esto, como había dejado de lado sus votos para estar con una persona completamente diferente a su esposo. Toda la situación era el perfecto escenario para una catástrofe y aun así Temo no podía obligarse a que le importara demasiado. Su matrimonio ya era un desastre mucho antes de que su amante se sumara a la formula.

Un ruido en la puerta lo alejo de sus pensamientos. Dándose la vuelta pudo observar en el umbral del marco de la entrada la figura alta y ligeramente fornida del culpable de sus suspiros y sus noches de insomnio:

Aristóteles Córcega.

-Buenas Noches Lindura -lo saludo Ari haciéndose a un lado para dejar pasar a Temo.

La casa era muy hermosa, digna de una súper estrella como Ari, el famoso cantante juvenil del momento. Temo ya conocía cada rincón de la vivienda debido a que últimamente pasaba más tiempo ahí que en su propio casa. Era curioso, pero pensaba más en este edificio como su hogar que la casa que compartía con su esposo.

-¿No te vio nadie al entrar? -pregunto Aristóteles mientras ayudaba a Temo a quitarse el abrigo.

Por obvias razones, ambos tenían que llevar a cabo todos sus movimientos con la mayor discreción y cautela posible. Temo no quería ni imaginar la cantidad de titulares en los periódicos que saldrían si se descubría su secreto. "Esposo del famoso político Mateo Symanski es descubierto poniéndole el cuerno con el cantante Aristóteles Córcega".

De solo pensarlo, un escalofrió recorría su espalda. No quería ni imaginarse como se lo explicaría a su marido. Las cosas podrían estar mal en su relación, pero su intención nunca sería hacerle daño apropósito, lo cual, era muy hipócrita de decir de su parte ya que se acostaba con otra persona casi todos los días e incluso eso no era lo peor que le estaba haciendo a su esposo, pensaba Temo mientras se sentaba en el sillón más cercano y Ari le pasaba un té caliente, lo peor es que se estaba enamorando de ese otro hombre.

-Nunca lo hacen. Están demasiado ocupados tomándole fotos al "importantísimo político" que no se enteran de lo que hace su esposo – respondió Temo dando un trago de su te.

-Como quiera hay que ser cautelosos –dijo Ari, dándole un trago a su copa de vino -. Mateo tiene muchos enemigos que podrían aprovecharse de la situación.

Temo asintió, preguntaandose nuevamente que demonios estaba haciendo. Todo a su alrededor le estaba gritando que debería poner fin a esta aventura ahora que nadie saldría lastimado, aunque eso sería mentira. Por lo menos él no estaba seguro de que su corazón no se partiría en dos si dejaba a Aristóteles.

Sweet Temptation[Aristemo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora