Capitulo 8: Perdidamente Enamorado

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El resto del viaje Temo se la paso con menos ánimos que al principio. Sus acercamientos con Mateo no hicieron más que complicarse, llegando a incomodar hasta el simple hecho de que lo besara en la mejilla o lo tomará de la mano.

"¿Qué te pasa?" le preguntaba una y otra vez Mateo cuando llegó a ser más que obvio para todos a su alrededor que Temo no estaba cómodo con las muestras de afecto y ya no podía seguir fingiendo

"No lo sé" respondía Temo, aunque muy en el fondo sí que sabía que lo que le estaba pasando tenía nombre, apellidos y una sonrisa hermosa que él se había encargado de borrar con sus errores: Aristóteles.

No había pasado un solo segundo desde que Aristóteles había colgado la llamada en el que Temo no se preguntara si había tomado la decisión correcta.

Su vida actualmente no era el sueño de príncipes que había pensado que tendría, pero las cosas parecían estar mejorando lentamente: su relación con su padre estaba sanando después de años de duelo y consuelo, además de que Mateo se estaba portando tan atento y cariñoso con Temo, casi como al principio de su noviazgo. Como si lo estuviera tratando de enamorar otra vez, sin embargo en esta ocasión Temo estaba teniendo más problemas para caer rendido y darle su corazón como lo había hecho en el pasado. Más allá del hecho de que Aristóteles confundía sus sentimientos, tenía miedo de volver a confiar en que el amor de Mateo y otra vez ser lastimado. Lamentablemente años de tratos fríos y desagradables habían terminado por afectar la confianza que Temo tenía sobre su esposo creando una grieta entre ellos que con cada segundo era más difícil de cruzar.

Cuando el viaje llego a su fin después de una extraña semana de diversos sentimientos, Temo se despidió de su padre, prometiéndole hablarle si necesitaba cualquier cosa antes de que ambos tomaran caminos separados.
Temo estaba apenas preparándose mentalmente para volver a su vida cotidiana llena de tensiones cuando una llamada de sus socios le llego y para mala suerte de Temo le estaban pidiendo ir a recoger unos papeles que le dejaron en su oficina.

-¿Algo anda mal? -pregunto Mateo desde el asiento de copiloto al escuchar el quejido de molestia de Temo al terminar la llamada.

-No realmente -respondió Temo, manejando -. Es solo que no quería ir al trabajo antes del lunes.

-¿Por qué? - pregunto Mateo

"Para no ver a Aristóteles" pensó Temo y obviamente no lo dijo en voz alta, en su lugar contesto:

-Porque es un acuerdo que aún no hemos podido concretar y ya llevamos 1 mes tratando

-¿Un mes y aún no logran terminarlo? ¿Son principiantes? -se burló Mateo y al notar como Temo no se reía ante su broma, aclaró -. Bueno, solo digo que si necesitas ayuda podría hablar con ellos y concretarlo

-¿Harías eso por mí? -preguntó con sarcasmo Temo. La arrogancia de Mateo para creer que él de entre todas las personas tenía el poder de solucionarlo todo con su cerebro superdotado parecía casi adorable. Casi.

-Claro que sí, haría lo que fuera por ti -respondió Mateo, no entendiendo el sarcasmo o prefiriendo ignorarlo.

-Gracias amor -respondió Temo, redireccionando su camino hasta la oficina. Tenía que poner un poco de su parte para reparar su relación y creer en que las palabras de Mateo eran sinceras en lugar de buscarle todo lo negativo.

Con cada metro que Temo se acercaba hasta el edificio de la casa hogar más se ponía a pensar en que en cualquier esquina vería a Aristóteles esperándolo y observándolo. Mentalmente le rogaba a Dios que hiciera que no coincidieran en la oficina, pero por supuesto que eso no paso. Nunca había sido el favorito de Dios.

Sweet Temptation[Aristemo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora