Capitulo 1: Todo Ha Cambiado

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Dedicado a  Sofi y America

Viendo a través de la ventana del carro las enormes y preciosas casas, a Temo le gustaba imaginarse que dentro de cada una de ellas había una familia feliz, que cenaba mientras todos los miembros de la familia contaban como había sido su día. Le gustaba pensar que existían familias más felices que la suya, donde pasar el tiempo solo era más común de lo que le gustaría.

Cuando era pequeño, la familia de Temo solía decir que era un soñador que siempre estaba perdido en ideas irreales y fantasías imposibles sobre cómo funcionaba el mundo y la vida. Ante estos comentarios, Temo siempre respondía que no era cierto, que en el mundo si existían los finales felices y que el obtendría el suyo.

"Creceré, encontrare a una princesa, me casare, seremos felices juntos y viviremos en un gran castillo" habían sido las palabras inmortales de un niño de tan solo 9 años que desde ese momento ya planeaba como quería que fuera su vida. Su padre aun no podía evitar reírse cada que alguien le recordaba esa anécdota en las comidas familiares y con el paso del tiempo, a Temo también le había llegado a dar risa, pero no por lo surrealista que era la fantasía de un niño, sino porque no había encontrado a una princesa, si no a un príncipe. O bueno, lo más cercano a un príncipe.

Mateo Simansky podría fácilmente calificar en la categoría de un príncipe de cualquier película de Disney. Hermoso más allá de los límites de lo conocido, tenía una gran melena morena que contrastaba con su pálida piel, la cual solía broncear ligeramente para dar el toque final a su suave cutis. Su cara, con sus finas y bien marcadas facciones acompañando sus ojos verdes que eran dejados en segundo plano ante esos prominentes labios rosados protagónicos del atractivo principal de su cara. A lo largo de su cuerpo podrías encontrar músculos bien formados que quedaban perfectamente adecuadas a la alta figura que imponía su presencia en cualquier habitación a la que entraba.

Cuando Temo conoció a Mateo, estaba seguro de que era el príncipe con el que tanto habia soñado pero ahora, mirando por el reflejo del vidrio de la ventana, su tensa figura y el ceño fruncido que denotaban claramente molestia, se preguntaba si no se había equivocado de cuento.

-¿Podrías ir más despacio? -pregunto Temo con la voz apagada, aunque no estaba seguro de porque si quiera se molestaba en preguntar, sabia la respuesta. Muy en el fondo, él sabía porque lo había dicho y es que solo quería algo de qué hablar que pudiera disipar la sofocante tensión e incomodidad en el aire.

-No tendría que ir así de rápido si no fuera por tu tardanza -respondió Mateo, molesto. Temo se felicitó mentalmente así mismo por haber adivinado con tanta exactitud la respuesta.

-Perdón por alimentar a nuestros perros -respondió Temo volteando a ver a el hombre de imponente figura -. ¿Si sabes que las mascotas son más que un accesorio para la publicidad y en realidad necesitan cuidados verdad?

-Por supuesto que lo sé -dijo Mateo sonando aún más molesto si era posible -. Pero esas son tus responsabilidades. Y tienes que administrar mejor tu tiempo para cumplirlas. No eres un niño.

Temo frunció el ceño, en ningún momento habían determinado que solo a él le correspondía cuidar de sus mascotas, pero claro, quizá esa era otra de las cosas que Mateo había decidido arbitrariamente sin consultárselo.

-Entonces, ¿Cuáles son tus responsabilidades Mateo? -pregunto Temo, desafiante.

-Sabes que ahora estoy ocupado con el trabajo Cuauhtémoc, es un momento crucial de mi carrera y no puedo andar jugando a la casita contigo -dijo Mateo -. Y si en realidad me amaras, me apoyarías sin quejarte. Estoy luchando por nosotros y me duele que no lo veas.

Sweet Temptation[Aristemo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora