Capitulo 5: El cielo y las estrellas

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Dedicado a Sehe

< 4 años antes >

El frio viento de la noche pegaba con agresividad sobre las mejillas de Aristóteles, que caminaba muy apenas por las desoladas y oscuras calles de la ciudad que no conocía. Sentía que en cualquier momento podría caer rendido en el suelo para jamás despertar, pero su alma luchadora le rogaba esforzarse solo un poco más. Resistir aunque su cerebro no paraba de preguntarle ¿para qué resistir si no tienes nada?

A lado de él algunas personas que en el pasado lo hubieran hecho cruzar al otro lado de la acera por su seguridad se le quedaban viendo pero Ari ya no les tenía el mismo miedo que en el pasado, después de todo, ya no tenía nada más que perder. Ni siquiera la dignidad.

Pero el oaxaqueño no se podía dejar distraer por su entorno, él tenía un objetivo: llegar al teléfono público más cercano y esperar que 5 monedas fueran suficientes para arreglar su vida.

A pesar de su desilusión aun podía decir que tenía esperanza de que pronto todo fuera a mejorar, y solo había una persona que podría hacerlo posible.

Con pesar y cansancio muy posiblemente derivado de la desnutrición, Aristóteles finalmente llego al teléfono más cercano del cuarto donde se estaba quedando y con manos temblorosas deposito las monedas y marco el número que después de varios intentos ya se sabía de memoria. Dudaba que alguna vez pudiera olvidarlo.

El ruido de la llamada sonó y sonó, pero, como de costumbre, nadie atendió y nuevamente el joven de 17 años tuvo frente a él la conocida frase para dejar un mensaje de voz.

"Contesta, por favor, es importante" dijo Ari, como lo había hecho ya por varios días donde seguía teniendo el mismo mensaje importante pero aun así nadie contestaba.

Sintiendo como el cansancio, la tristeza y la soledad pegaban en su cuerpo más fuerte que el aire de la noche, Ari se sentó en la banqueta.

Había creído que después de diez noches seguidas llorando sería incapaz de seguir haciéndolo pero al sentir las lágrimas recorriendo su mejilla comprobó que aún tenía más por lo que llorar.

Sin casa, sin familia, sin dinero...sin nada. Lo único que le quedaba era llorar.

.......:.........................

A Temo le sorprendía que después de tantas noches sin dormir por las cosas que habían pasado en su vida, cada vez ocurriera algo nuevo que lograra mantenerlo despierto durante la noche, atormentándolo con preguntas que su mente era incapaz de responder. Y es que por más que dio vueltas sobre el extenso colchón y casi llegaba a darse de topes contra la pared, su mente no era capaz de recordar nada de Aristóteles antes de la fiesta donde, él pensó, se conocieron por primera vez.

Según la ficha que le habían entregado, habían sido cuatro años desde que Aristóteles había estado en la casa hogar pero por más que Temo hacia memoria, sus recuerdos de ese año eran únicamente de su boda. Se había entretenido más de lo que debería organizando "el día más feliz de su vida"

Viendo su celular, Temo se planteaba la posibilidad de preguntarle directamente a Aristóteles pero dos grandes motivos lo detenían cada vez que estaba por mandar el mensaje: uno era que la información no la había conseguido de forma en que la pudiera compartir. Los datos de las personas que pasaban por su organización eran privados y no se supone que pudiera sacar esa información frente a Ari como si nada. Ante todo, debía de ser profesional.

La segunda razón, la más fuerte, era que probablemente Aristóteles no le quería contar. Su organización estaba hecha para dar refugio a jóvenes desamparados y el que Aristóteles hubiera estado ahí le decía demasiado. Tomando en cuenta eso y la extraña actitud que Ari adoptaba cada ocasión que se hablaba de su familia uno no tenía que ser un genio para saber qué había pasado.

Sweet Temptation[Aristemo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora