Harriet Potter y la Piedra Filosofal [CANCELADA]

19: Destined souls

CAPITULO DIECINUEVE

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Almas destinadas.

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Harriet se encontraba en un bosque, con arboles gigantescos, donde no habitaba nadie, solo ella estaba allí. Su pecho cada vez se agitaba más cuando daba pisadas lentas, ella ya conocía el lugar, el lugar oscuro, donde su felicidad se fue en esos instantes.

—¿Call? —dijo ella, intentando encontrarla como si supiera que ella aparecería allí.

Mientras más avanzaba, una pequeña cabaña se volvía notorio para la pelirroja, tenía aún la esperanza de encontrarla a salvo, sin ningún daño.

Allí apareció, Calíope, su amiga desde que tenía aproximadamente cinco años, con un vestido coral, bien planchado. Con dos trenzas que lucía su cabello café. Una sonrisa tan sincera e inocente. Ojos grises, tan profundos.

—Estoy aquí Lily —habló casi en susurro, que por el silencio en aquel lugar se podía escuchar a la perfección—. Todo está bien.

Harriet Potter podía sentir como sus ojos se humedecían, con toda la tristeza que llevaba dentro, comenzó a correr en busca de los brazos de su conpañera. Como si todo fuera en cámara lenta, Calíope la estaba esperando con los brazos extendidos.

Sintió el calor cuando sintió como era rodeada entre los brazos se la niña de ojos grises, la pelirroja comenzó a llorar sumida en la desesperación de querer estar en aquel lugar con ella, donde no ha maldad.

—No llores Lily, yo estoy bien —dijo ella con una voz tranquilizadora—. Estamos bien, nada malo pasó.

La pelirroja aún se aferraba a ella.

—No quiero dejarte ir —dijo ella, llorando—. ¿Por qué tenía que acabar así?

—Las cosas no siempre salen como uno lo planeaba —le dijo—. Recuerdame como una alma libre, donde puedo ser feliz. Es inevitable aguantar todo lo que llevamos dentro, el dolor. Eres una chica muy fuerte y te esperan grandes cosas, por algo estas en la vida, tienes que hacer historia.

Calíope parecía calmar el sollozo de su amiga, ambas se separaron del abrazo sin perder el contacto visual.

—Yo quería hacer historia contigo —dijo Lily en susurro.

Esta la sonrió.

—Siempre existirá la maldad, mucha gente muere, Harriet. Pero eso no tiene que impedir que te sientas culpable, no era tu intención eso y lo sé —dijo en tono suave—. Se felíz.