C A P Í T U L O 15

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— ¿Quién asesinó a Ritch? — Preguntó por cuarta vez el hombre que golpeaba a Reborn.

— No... Lo sé. — Respondía Reborn en un gruñido.

El secuestro llevaba al menos cuarenta minutos, el tiempo transcurría lento, aún nadie sabía lo que había pasado, apenas se comenzaba a indagar sobre lo que había sucedido con el detective, pero era normal si se consideraba que varias unidades se encontraban ocupadas en una revuelta en el muelle y otra gran parte había acudido a una llamada de auxilio desde el restaurante Karma en el centro de la ciudad.

— ¿Qué buscaban con Dess?

— Buscaba a su puta madre. — Un nuevo golpe.

— Aquí podemos estar todo el día, si me comienzas a fastidiar iré a por tu compañero, pero te lo traeré a trozos.

— Le tocas un sólo cabello y te arrancaré la mano.

El secuestrador sonrió bajó su máscara.

— Quiero que me digas todo lo que sabes sobre el asesino de Ritch.

•••

En una habitación aparte y más alejada se encontraba Auron, quién apenas estaba despertando de la inconsciencia. Lo primero que sintió fue un dolor punzante en el lado derecho de la cabeza, enseguida trató de que su vista enfocara en algo, lo que sea, quería moverse pero se sentía atado y mientras acostumbraba su vista logró distinguir dos figuras de pie justo delante de él.

— ¡Eh! Ya despeltó la bella dulmiente.

— Ahí lo tenes al pelotudo recién levantado.

Se acomodó en la silla que lo tenía sujeto, había dos hombres frente a él que no conocía de nada.

— Venga, despielta gilipollas.

Cuando se acostumbró a la luz pudo distinguir a los que tenía delante, nadie que pudiera identificar. Llevaban puesta una máscara, vestían de manera similar, pero nada que le fuera útil además de la particular manera de hablar que tenían ambos.

— ¿Quién mierda son ustedes?

— Sos re pelotudo, que vos te juntas con el detective y a mí que me encantaba tu comida.

— Calla malicón, mejol ve a vel como va Nadando.

— Vos tenés algo encontrar de los argentinos. Todo lo hago yo.

Tras eso Auron vió al más joven salir del lugar, dejándolo solo con el otro que hablaba raro.

— Te ves muy tlanquilo pala estal secuestlado. ¿Pol qué no estás asustado?

Auron miró con detenimiento al sujeto, el dolor de cabeza era molesto, a veces desenfocaba las cosas y se mareaba, por lo que usar sus poderes se veía difícil. Llevaba los últimos minutos pensando en cómo escapar y buscar al detective, lo cual en este momento era su prioridad.

— Ustedes no me dan miedo, es eso. — Respondió con tranquilidad, sólo necesitaba concentrarse e ignorar que sentía que le iba a explotar la cabeza.

— ¿¡Cómo que no te damos miedo!? Chico, podlíamos alancalte un blazo sólo pol divelsión.

— Y aún así, aquí estoy.

El chico enmascarado lo miró confundido, esperaba cualquier cosa excepto que el chico se pusiera de valiente, había confianza incluso cuando sus ojos luchaban por permanecer abiertos.

— Conmigo hay que entender una cosa... Yo no estoy atrapado con ustedes, son ustedes los que están atrapados conmigo. — Sonrió divertido, había escuchado esa frase decenas de veces en películas y jamás había tenido la oportunidad de usarla.

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