C A P Í T U L O 32

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Los minutos pasaban lentos, pero cuando Auron sintió el cosquilleo de sus poderes en su cuerpo, todo de repente parecía ir demasiado rápido. Estuvo distraído mientras que Reborn se ponía de acuerdo con Luzu para mentenerse a salvo, no escuchó cuando hablaron consternados por encontrar un lugar seguro, tampoco cuando la salud de Axozer se agravó y se había desvanecido mientras hablaba.

Su mente y visión estaban perdidas calle arriba donde estaba el museo, había logrado ver algunos destellos y explosiones, mucha gente había estado gritando, pero ahora sólo había un silencio sepulcral. La lava estaba casi solidificada, la calle apenas era visible por el vapor que generaba la lava en el frío ambiente.

Había algo raro en la calle, el silencio lo abrumaba y le causaba una presión en el pecho que no creía ser capaz de retener mucho tiempo.

El vapor le recordaba al mismo que había en su mente, eso lo hacía dudar de si realmente habíañ sido salvado. Y sentía una extraña necesidad de acercarse más a la calle, era casi como uno susurro imperceptible detrás de su cabeza.

En silencio, e ignorando la crisis detrás de él, avanzó hasta salir del callejón dónde se estaban ocultando. Quedó expuesto, totalmente visible para cualquier par de ojos curiosos, pero los edificios a su alrededor estaban casi vacíos y quienes quedaran, definitivamente no se arriesgarían a ser atacados sólo por fisgones. Más adelante alcanzó a escuchar un siseo, como si una serpiente le estuviera advirtiendo que no diera un paso más.

- ¿Auron? - Escuchó a Reborn hablar en voz baja detrás de él.

Cuando se giró se sintió desorientado, pero su curiosidad no se iba, había algo más allá que no dejaba de producirle dudas.

- Auron, no debemos estar aquí. - Volvió a hablar el detective.

- Hay algo aquí afuera.

Reborn se adelantó hasta quedar a su lado y miró hacia donde lo hacía Auron, el vapor dejaba ver hacia adelante, pero él no podía ver nada relevante.

- ¿Qué es?

- Es como... Como sentir a Adam.

- ¿En tu cabeza?

- No, es en todos lados.

El mundo astral no sólo podía exponenciar el alcance de su control mental, si no que permitía desplazarse por cualquiera lugar en un abrir y cerrar de ojos siempre y cuando se tuviera esa habilidad, y él estaba exprimiendo las habilidades de su rehén, Brayan. Con esto casi bajo control, decidió que vería con sus propios ojos porqué no podía reconectar con Auron, quería estar más cerca de él, mirar aquello en lo que no podía concentrarse cuando había tanto ruido y mentes dispersas.

Fuera de la visión terrenal, Adam se encontraba de pie justo delante de Auron, un paso más y no habría distancia alguna. Acariciaba con curiosidad la mente de Auron, pero apenas llegaba a sentir la muralla que lo mantenía a raya.

- Será mejor regresar, no deben vernos. - Insistió Reborn.

Auron dio una última mirada a la solitaria calle y obedeció. Pronto ya estaba de regreso en el callejón y finalmente descubrió que el forense no estaba bien.

- ¿Qué le sucede?

- Se desmayó y no conseguimos que despierte, parece que tiene fiebre. Pero no podemos ir muy lejos, no podríamos ni llegar al hospital. - Adam escuchaba atento, quería saberlo todo. - Él ya estaba mal y después de instalar el muro en tu mente comenzó a sangrar, incluso escupió sangre, bastante.

Y era cierto, había una mancha oscura y brillante a unos cuantos pasos del cuerpo de Axozer, y el menor, Gustabo, parecía que no podía dejar de mirar.

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