C A P Í T U L O 29

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Raúlito permanecía concentrado en terminar con el nuevo suero para Adam, ya había sido advertido para terminar de inmediato aunque en esta ocasión Raúlito iba a arriesgarse con la opción de Brayan y tratar de ganar tiempo con el suero, debía intentarlo.

El problema era que no estaba seguro de que fuera a funcionar, la fórmula había cambiado casi en su totalidad y si fallaba... Pero se mantenía optimista o lo que podía, incluso si fallara sus amigos podrían escapar y terminar aquella tortura. Ese era el único pensamiento que lo motivaba, y mientras pensaba en eso, Adam como prometió, apareció a tiempo para tomar el suero.

— ¿Lo tienes?

— Ahm... — Miró el frasco que había podido sintetizar, no era mucho, apenas la dosis justa. — Sí, ahí está. — Señaló el frasco, deseando funcionara al menos.

Adam tomó el frasco y lo observó mientras tomaba una jeringa especial para inyectar el contenido completo en su cuerpo.

— Si esto no funciona, no sólo te voy a matar a ti. — Desvió su mirada del frasco y la mantuvo en Raúlito. — Los voy a matar a todos.

— Si los llegas a tocar...

— ¿Qué piensas hacer? — Se acercó amenazante. — Tus poderes no funcionan aquí, y a no ser que hayas aprendido a no ser un perdedor en los últimos meses, creo que no estás en condiciones de amenazarme mocoso.

— Pruébame...

Adam tomó una jeringa y colocó el pequeño frasco en el compartimiento, su vista apenas se alejaba de Raúlito, buscando en su mirada las pruebas del engaño. El suero fue aplicado en su brazo y ambos esperaron con desesperación que hubiera algúna reacción positiva, pero los minutos pasaban veloces y Adam no reconocía ningún efecto de mejora, sus heridas seguían abiertas y no había ni un atisbo de regeneración.

— Es tu último error. — Acorraló la menor contra una pared y le tomó del cuello, elevando su cuerpo algunos centímetros y dejarlo a su altura, a su vez cortando su respiración.

Raúlito hacía lo que podía por librarse, ni siquiera podía hablar, el oxígeno comenzaba a faltarle y no sabía que hacer para conseguir un poco. La sensación de asfixia ocasionó que algunas lágrimas salieran de sus ojos, había fallado.

— ¡No! ¡Déjalo en paz! — Se escuchó una voz femenina gritar desde la entrada, se trataba de Asukarr.

Adam giró a verla y se encontró con Asukarr a punto de llorar y detrás de ella estaba Brayan con mala cara.

— Ah mira, si los mocosos te defienden. — Se burló. — Esperen ahí niños, en cuanto termine con él, lo siguientes serán ustedes.

Asukarr miró a su acompañante con temor, pero este estaba más molesto que asustado, y no planeaba quedarse de brazos cruzados.

— Ve y busca a tortilla, ya hablamos de esto. — Asukarr lo miró como si estuviera loco. — ¡Ve! — Elevó la voz tratando de que reaccionara, y así lo hizo.

Entre los artefactos en la sala encontró lo que podría reconocer como un bisturí, no era la gran cosa, pero podría defenderse. Lo tomó y se arpesuró a tratar de apartar a Adam de Raúlito, no había plan ni ninguna táctica para enfrentarlo, sólo quería que Raúlito escapara. Su plan fue taclear a Adam con toda la fuerza que pudo reunir y estamparlo contra una pared cercana y en el proceso apuñalar con el bisturí, después de eso no tenía idea de qué más hacer.

— Auch... — Expresó Adam mientras contemplaba como sobresalía un extremo del bisturí de su costado y el resto se perdía en su abdomen.

Brayan retrocedió un poco, su rostro denotaba angustia, dudando de que tan buena idea fue hacer eso.

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