Pequeño secreto...

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Elsa.

Jack y yo íbamos por el pasaje que uno de los rufianes nos había indicado. Caminábamos uno al lado del otro y extrañamente, no me sentía incómoda. Estaba muy emocionada por lo que habia logrado hacer. Jack y yo habíamos salido con vida de aquella situación y me atrevía a pensar que habia sido gracias a mi. Si mi padre me hubiera visto, seguro ya no sería la torpe niñita que no se sabe defender de lo que sea que el mundo tenga para ofrecerle. Era excitante.

-Oye, debo admitir que estuvo muy bueno lo que hiciste allá arriba.- Dijo Jack de repente.

-¡Lo sé!- dije casi de un grito.- Lo sé- Repetí con un tono un poco más modesto.

Él me miró un instante, como si fuera una loca. Yo caminaba con el sarten en mi espalda y Olaf cerca a mi.

-Entonces, Jack Frost, cuéntame de ti...- inicié.

-No, no, no, preciosa, no hablaré de mi pasado aunque estoy muy interesado en el tuyo. Sé que no hablarás de tu poder- negué con la cabeza-, ni de tu padre- repetí el gesto-, preguntar sobre "eso" me asusta...- dijo refiriéndose a Olaf.

-Muñeco de nieve.- Le corregí. Me ignoró.

-Así que aquí va mi pregunta... si quisiste ver y oír las fiestas toda tu vida... ¿Por qué no fuiste antes?

Sentí que algo se congelaba en mi interior, la verdad, la respuesta a eso era tal vez muy infantil y por algún motivo, me importaba lo que Jack pudiera pensar. Una chica de 18 años que jamás ha hecho nada en su vida porque su padre no se lo permitía podía sonar bastante estúpido, y conscientemente, sabía que lo era. Empecé a mecanizar la respuesta en mi cabeza:

"Jamás lo hice porque el mundo es cruel y egoísta, tenía miedo". No. ¿Qué tengo, 11? Además sueno como mi padre.

"La gente robaría mi poder". Me vería obligada a explicar cuál era mi poder y no estaba lista para ello.

"Mi padre jamás me dejó hacerlo". Y a mi no se me ocurrió nunca romper un poco las reglas porque siempre fui demasiado buena con todo. Definitivamente, eso no impresionará a Jack.

"Verás, cada vez que tocaba el tema con mi padre... bueno, sólo lo hice una vez... en fin, cuando lo hice, se molestó muchísimo. Creo que ya sabes que no me gusta hacer berrinche con cosas de ese estilo...". Un poco caprichoso pero podría funcionar si dejaba de lado el hecho de que no había forma en la que el supiera que no haría berrinche. Era creible... o al menos un poco más que lo que había pensado en primer lugar.

-Bueno, yo...

Antes de poder terminar la frase, algo empezó a retumbar entre las paredes, teníamos que correr. Nuestra velocidad era difícil de reconocer, jamás había estudiado física para saber algo de ella, pero íbamos bastante rápido. Era impresionante, las piedras saltaban a nuestros pies con el retumbante sonido que crecía en la cueva, pero finalmente, algo de luz al fondo hizo que recobrara la energía. Cuando salimos, nos encontramos ante un gran espacio vacío. Había incluso una presa.

Un sonido fuerte golpeó tras nosotros y ambos nos giramos de golpe. Los guardias del castillo estaban justo a nuestra espalda.

-Ejem... ¿Jack?

Su rostro palideció y con un suave empujón de la cintura hizo que corriera con él. El miedo empezaba a oprimirme el pecho. Sentí como oleadas de hielo bajaban por mis brazos y llegaban amenazantes a la yema de mis dedos, se sentía como un paso fuerte de corriente, electrizando cada uno de mis nervios y haciendo que pensara en 20.000 cosas a la vez. Los hombres estaban tras de nosotros, mi miedo aumentaba, todo sucedía al tiempo. Era demasiado para mi, mucho más de lo que creí podría aguantar y con lógica, unos delicados copos de nieve se deslizaron por mis dedos, cayendo al suelo. Llevé las manos a mi pecho apretando con fuerza para evitar que cayeran más y llamaran la atención de Jack.

Estábamos a 20 metros sobre el suelo, no podríamos saltar sin la posibilidad de rompernos las piernas en la caída. Apreté el sarten en mis manos sintiendo la temperatura descender, Jack tomó un palo cercano vuya punta parecía una C y lo apretó hasta que sus nudillos estuvieron blancos. Nos giramos hacia la apertura en la roca por la que habíamos salido y vimos como salían, uno a uno, los guardias. El último, como si supiera que no podíamos escapar, salió a paso lento y con una maliciosa sonrisa en el rostro.

-Finalmente me encuentro con el famoso Jack Frost. Wow... si te soy sincero estoy emocionado Jack. Mi nombre es Lucas. No tienws idea cuánto luche por conseguir este momento.

-Evidentemente, soy una estrella en ese castillo tuyo, tal vez...

-Cállate, Frost- dijo el hombre, como escupiendo el apellido, y con su espada en la garganta de Jack.

Él no dijo nada, se limitó a mirarme. Acto seguido, yo miré al gran espacio a nuestra espalda. Había un hueco en as piedras al fondo, y salieron dos figuras de la oscuridad; una chica y un chico.

-Jack... ¿Quiénes son?

-¿Qué?- dijo dando media vuelta pero sin dejar de empuñar el palo- Si... ejem... no les agrado.

Era el momento... Tenía que sacarnos de allá. Cerré los ojos consciente de que lo que estaba a punto de hacer acabaría con el anonimato. Bajé lentamente los brazos hacia el "vacío". Una corriente de hielo heló mi sangre. Vaya que amaba esa sensación.

Y sucedió. Jack me miraba con los ojos tan abiertos que por un momento temí que salieran de sus órbitas.

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Lo sé, lo sé, lo sé. 22SteenLove es muy lenta escribiendo. Lo sé. Pero, les explicaré. Primero, el colegio me tiene extra cansada de todo. Y segundo, cuando tengo tiempo para escribir y me decido hacerlo en esta novela, no me sale tan fluido porque la historia ya existe, logré darle un giro aquí pero igual, no es lo mismo que escribir tu propia novela, por eso me ven más activa en Like a Frozen Love Story. Sin embargo, les agradezco sean tan pacientes conmigo y sigan leyéndome.
Los amo montones.
Besos ♡

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