Se todo mío, demonio (Aokaga)

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Esta fue la que mas me costo escribir, aparte de que es mi pareja favorita y quería un buen escrito la universidad no me deja vivir para escribir, pero aquí esta una ultima del 2020.

Podríamos empezar contando el pasado de este demonio, pero son demasiados años los que tiene atrás que mejor empezaremos contando la historia del humano que paso los límites que este demonio planto

-No te atreves, Daiki-reía Kise intentando dar miedo a Aomine. Kise, Kuroko y Aomine estaban en la casa del supuesto demonio roba almas o esa era la leyenda que circulaba desde hacía años en esa casa

-Si me atrevo-gruño el moreno de brazos cruzados mirando la casa, aunque por dentro tenía miedo, no iba a aparentarlo delante de sus dos amigos. Eran amigos desde el jardín de infancia, ahora con casi 18 años seguían siendo grandes amigos

-No debes decir eso, Kise-Kuroko miraba a Aomine que estaba aterrado, pero cuando iba a decir algo este corrió adentro de la casa-Daiki eres una persona madura no deberías...-no termino la frase ya que Aomine estaba dentro de la casa. Dentro estaba todo oscuro, las luces de la puesta del sol haciendo que se vea algo, aunque era casi una miseria. Aomine trago saliva y camino lentamente hasta el centro, pero unas cortinas cayeron al suelo haciendo que entre toda la luz necesaria para poner ese sitio más tenebroso

-Maldito, Kise-murmuró por lo bajo el peliazul apretando sus puños, frente de él se veía una escalera enorme. Este por curiosidad dejando su miedo de lado subió las escaleras, cada escalón subido era un crujido tras de él, intentaba pensar en otra cosa. Al llegar arriba vio un cuadro enorme, estaba lleno de polvo, pero aprecio una cabellera roja, un dulce aroma le hizo mover su cabeza hacia la derecha camino lento mirando a todos lados pensativo

-Rosas-murmuró sin detenerse, como no acordarse de su trabajo de medio tiempo, la floristería de la amiga de su madre. Un buen trabajo para fortalecer músculos y para impresionar a chicas, Aomine Daiki era un adolescente poco común, demasiado alto y musculoso para su edad, un pelo azul eléctrico y una mirada fiera que mataría a cualquiera.

Estaba frente a una puerta entre abierta, empujo suave más el ruido se escuchó como un quejido, entró despacio y un olor fuerte golpeo su nariz dejándolo quieto, al mirar de frente sus ojos se abrieron como platos al ver una persona echada sobre una cama de rosas, o eso pensaba él

-Es hermoso-dijo Aomine acercándose a la cama, un chico pelirrojo con unos rasgos finos, unos cuernos negros en su frente y un traje antiguo, algo polvoriento más no roto. De pronto sus ojos se abrieron, Aomine cayó al suelo del susto con la mano en su pecho sintiendo su corazón salirse

-¿Quién eres?-el demonio se levantó sin esfuerzo alguno, miro al moreno fijamente, esos ojos clavaban dagas, pero hipnotizaban. Rojo sangre eso pensó Aomine levantándose sin acercarse

-Aomine Daiki, ¿Y tú?-Aomine miraba fijamente al chico, en verdad no iba a mentir que estaba aterrado, pero jamás lo admitiría antes muerto aunque ya quedaría poco para su muerte

-Kagami Taiga, de la rama principal de los Kagami-dijo viéndole fijamente-Un ser inmortal de nobleza de los demonios-su tez era sería más Aomine no iba a flaquear, aunque lo que escucho le sorprendió y aterrorizo tanto que quería salir corriendo. Un silencio los envolvió hasta que Kagami se sentó al borde de la cama cubierta por las rosas, se levantó acercándose

-¿Qué haces en mi casa?-dijo el pelirrojo sujetando la barbilla del moreno, la velocidad era sorprendente sin darse cuenta, el pelirrojo estaba pegado al moreno. Aomine se alejó con un escalofrió en su espalda

-No sé cómo puedes vivir aquí, el ultimo dueño fue en 1798-Aomine no le veía viejo así que era imposible que viviera ahí, debía ser un cosplay, pero esa velocidad no era humana

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