Yo te protegeré (Aokaga)

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Como dije estoy empezando a recopilar mis antiguas historias de mi anterior novela, espero que os guste. Esta es la primera que publique, aquí esta sin darme cuenta un poco de mi progreso escribiendo. Espero que os gustes

POV KAGAMI:

Estaba como siempre en el parque practicando baloncesto, el deporte que más amo. De pronto noté una mirada sobre mí, no vi a nadie, pero seguía sintiendo esa mirada

- ¡Qué extraño! -murmuró en alto colocándome para lanzar

- ¿Qué es extraño, Kagami-kun? - escuché a mis espaldas, me giré rápidamente

-AHH-grite retrocediendo casi cayendo con un tras pies viendo a Kuroko a mi lado - ¿Cuántas veces tengo que decir que no hagas eso? -le medio grité con una mano en el pecho, odiaba su falta de presencia

-Lo siento, Kagami-kun-dijo sin expresión de remordimiento por lo cual pensaba que no estaba muy arrepentido como decía

-Guau-escuche, miré hacia abajo y quedé aterrado. Salí corriendo dejando a Kuroko atrás con su perro, me aterran los perros

-No te va hacer nada, Kagami-kun-dijo tranquilo de pronto vi como un niño pequeño me miraba curioso, tenía una piel morena y su pelo azul pero no un azul cualquier sino un azul profundo, algo brilloso con el sol cosa que me pareció muy linda. Cuando le mire desvió la mirada y fue a los columpios corriendo, era lindo no lo negaba, pero no soy un pedófilo, solo que me gustaría ser profesor de guardería, aunque con mi estatura los niños me tenían miedo.

-Kagami-kun-me llamo Kuroko mientras dejaba que el perro fuera a correr por ahí- ¿Jugamos? -pregunto cogiendo mi balón

-Claro-dije acercándome a él. Jugamos un rato muy largo hasta que se hizo tarde, realmente tarde estaba empezando a oscurecer. Vi al niño moreno sentado en el tobogán solo moviendo sus pies, miraba la entrada del parque esperando a alguien. Me acerque despacio para no asustarlo

-Hey-dije llamando su atención, me miró fijamente con esos hermosos ojos azules-Deberías ir a casa-dije bajándome a su altura, él negó con la cabeza

-Papa no está en casa, mamá está trabajando-murmuró triste mirando al suelo a punto de llorar

-Hey no llores-dije acercándome más a él - ¿Cómo te llamas? - le pregunté sonriendo

-Aomine Daiki-dijo limpiándose los ojos mirándome fijamente

- ¿Qué te parece si vamos a tu casa y le preguntamos a tu mama si podemos jugar juntos? - dije sonriendo, este asintió contento. De pronto me acordé de Kuroko, me giré y lo vi detrás mío viendo todo

- ¿Me acompañas? - le pregunté viéndolo, este asintió acercándose con su perro cosa que me hizo retroceder casi poniéndome detrás del pequeño

- ¿Tienes miedo al perrito, oni-chan? - pregunto Aomine mirándome, asentí rascándome la nuca avergonzado. Aomine se puso delante mío mirando al perro y puso su mano frente al perro, me sorprendí viendo - Yo te protegeré, oni-chan - dijo con el ceño fruncido, me sentí tan enternecido por esa imagen que si hubiera podido le hubiera tomado foto.

Kuroko al final se fue por su perro, caminamos con calma hasta su casa mientras me contaba sobre él, no tenía hermanos, tenía 7 años y todas sus cosas favoritas. Al llegar a su casa vi a una señora con el pelo azul afuera de la casa buscando a alguien, supuse que sería al niño a quien buscaba

-Mamá-chilló Aomine corriendo hacia ella, la mujer se giró y lo abraza llorando. Camine hacia ellos sonriendo, esta me agradeció y me comento lo que había pasado, parece ser que su trabajo era espontáneo por lo cual debía dejar a su hijo solo algunas horas. Me ofrecí a cuidar de Aomine mientras ella no estaba, acepto con gusto ya que para mis 16 años me veía muy maduro aparte no era tan complicado cuidar de un niño encima él era muy obediente, le gustaba que le cocinara para él y así pasó el tiempo hasta que volvemos a la actualidad...

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