«28»

103 31 84
                                    

«Alexander Matthews»

Bajé de la parte trasera del auto la silla de ruedas con que habíamos estado transportando a Harper.

Sentía mi corazón apretarse al pensarla débil y pálida como estaba en ese momento, pero claramente ya había pasado la peor parte.

Pasé a la parte delantera en donde Nana ya la estaba ayudando delicadamente para bajar del auto.

—No me voy a quebrar —Harper intentó darle un aire divertido a su comentario, pero claramente no logró hacerlo.

Todos estábamos cansados, Nana había medio dormido en los últimos días y, por mi parte, habían sido las peores noches de mi vida, me sentía débil y apenas con los ojos abiertos, pero el estar con ella era lo que me mantenía estable y alerta, el deseo de querer cuidarla lo más que fuese posible era lo único en lo que pensaba.

—Debes tener cuidado para que te recuperes —regañé débilmente.

—Y tú debes cuidar tu salud también —me miró mal, aunque sus ojos seguían apagados, reconocí la mirada de siempre.

—Habrá tiempo para eso cuando estés mejor —respondí ayudándola a subirse a la silla.

—No quiero que me cuides si estás así —suspiró. Aun no era del todo su recuperación, por lo que noté el esfuerzo que le costaba hablar. Sin querer hacer que se esforzara, simplemente asentí sin ánimos de pelear.

—Lo haré si es lo que me pides... —entramos lentamente en la casa.

Subí las escaleras cargando a Harper como si se tratara de una princesa, no quería correr el riesgo de que cayera por su debilidad, además era lo bastante liviana como para no representar un mayor esfuerzo al hacerlo. Entramos en su habitación con Nana detrás.

—Es momento de descansar, niña. Has tenido suficientes emociones fuertes por un día, así que sin excusas por favor —sentenció arropándola y ambos sonreímos.

—¿Se puede quedar Alexander? —preguntó en un susurro asueñado.

No puedo negar que sí, quería quedarme y dormir la noche entera con ella, pero no me parecía lo más apropiado y menos en las condiciones que se encontraba. Si llegara a aplastar su brazo o golpear la herida que tenía, no podría volver a cerrar los ojos en su presencia jamás.

Y eso sería un inconveniente si me quería casar con ella.

—Supongo que estaría bien siempre y cuando se comporten —soltó la mujer con un divertido acento que me hizo reír.

—Gracias Nana, pero no creo que esté bien que me quede... —Harper me miró con esa expresión soñadora tan característica de ella que me hizo estremecer y flaquear a esa seguridad que había tenido hacía unos segundos.

—Si te vas, no podré descansar —extendió su mano sana hacia mí y me acerqué a tomarla sin querer aceptar, pero la manera en que me miraba me hacía las cosas difíciles.

—Si es lo que quieres... —"...no tengo voluntad para negarte nada", quise agregar, pero esa pequeña manipuladora utilizaría esa información a su favor, por lo que me resistí.

Me tendió la mano derecha para que me acercara y lo hice, tomándola con delicadeza, tal como si de una pequeña muñeca de porcelana se tratase.

Nana salió sonriente de la habitación dejándonos con un "pórtense bien y descansen" que nos hizo reír a ambos.

Harper recostó su cabeza en mi hombro derecho mientras yo pasaba el brazo por debajo de la misma y tomaba su mano sana, teniendo cuidado de no mover demasiado su yeso.

¡Ríndete, Harper! [COMPLETA][#PGP2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora