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LUNES

«Harper Evans»

Estaba tirada en mi cama, acurrucada como si fuese un pequeño bebé que intentaba huir del frío invierno y, en una parte era cierto. 

Hoy era uno de esos días en que Pittsburgh estaba mucho más frío que de costumbre.

Se suponía que debía estar tomando una ducha para ir al instituto, pues se reanudaban clases después de las dos semanas de vacaciones de primavera, pero no me sentía de ánimos para encontrarme con Alexander.

Sabía perfectamente que él no estaba con Molly, pero no dejaba de dolerme el verla colgada de su brazo y sonriendo mientras yo me sentía cada vez más miserable por las cosas que le dije esa última vez en que nos vimos siendo "algo".

Sí, estaba molesta porque había golpeado a Tyler, por un segundo creí llegar a odiarlo, pero después entré en razón de que probablemente esa era furia contenida, la cual no pudo retener por más tiempo y eso, me hacía sentir todavía peor, porque me recordaba las cosas que le dije, esas que no debieron salir jamás de mi boca, sin tan solo pudiera ser menos egoísta y poder ayudarlo a él más que a mí misma...

—¿No piensas ir a la escuela hoy? —mi padre entró en la habitación con una mirada de preocupación indescriptible.

Había olvidado que la noche anterior regresó.

De seguro tenía un aspecto terrible después de haber llorado gran parte de la noche y no dormir en el resto de ella, pero no podría hacerlo. 

Estaba aterrada, de que no pudiera ser lo suficientemente fuerte como para enfrentarme con todo eso que parecía, iba a caer sobre mí: no quería dejar que Molly ganara. No podía ser así.

En todas las historias de cuentos que alguna vez llegaron a contarme, la princesa siempre era rescatada por el príncipe y tenían su final feliz. Él se aseguraba de que fuese así, era el héroe que mataba al dragón... pero las historias no pasan de ser fantasías. Nunca creí que yo fuera una princesa y, tal vez, no lo era.

Era esa parte del cuento que no era contada, que no era extremadamente dotada de belleza, le hacía falta elegancia, gracia, carácter... pero que al fin y al cabo se levantaría para hacer que su felicidad valiera, porque aun cuando no eres la protagonista de aquellas historias, mereces tener la misma felicidad que aquella que se casa con el príncipe azul y tiene su final feliz.

Quizás yo no era una princesa, pero Alexander sí que era un príncipe, ese chico que jamás pensé en encontrar pero que me quería tanto como yo a él...

—Se me pasó la hora —me senté en la cama intentando evitar su mirada, pero sabía perfectamente que ya me había visto. Se acercó lado y elevó con una mano mi mentón, escaneando mi rostro.

—¿Qué tienes, princesa? —aunque no llegara jamás a convertirme en una de cuentos de hadas, me conformaba con ser la suya.

—Es solo que estuve pensando en algunas cosas desagradables, es todo —le sonreí mientras me ponía de pie y él me abrazó de repente, haciéndome sentir toda su calidez.

—No tienes porqué mentirme, Elíz. Quizás esto sea culpa mía, después de todo, la mayoría del tiempo me la paso viajando y no estoy contigo... —me separé de él mirando sus ojos.

—No es nada de lo que te imaginas, papá. En serio estoy bien...

—Sabes que estoy orgulloso de ti, ¿no? —sentí mi ánimo decaer otro poco.

¿En serio estaba orgulloso de mí? ¿Aun cuando no era lo que mi madre quiso que yo fuera?

—Pero no soy lo que mamá quería que fuera...

¡Ríndete, Harper! [COMPLETA][#PGP2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora