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LUNES

Después de llegar de correr con Dylan fui a darme un baño ya que olía peor que jabalí. Tomé mi tiempo relajándome en la ducha. Aunque era lunes me sentía de buen humor ya que entraba una hora más tarde de lo normal y eso era bueno. Reprimí mis ganas de hacer un berrinche. Apenas faltaban unas pocas semanas para las vacaciones primavera y me urgían en serio. La preparatoria era una molestia. La escuela era una molestia. Faltaban pocos meses para terminar el segundo año en el instituto, uno más y luego iría a la universidad, me casaría con un millonario y no volvería a trabajar en mi vida.

Nah...

A pesar de que mi padre me mantenía no iba a hacerlo toda la vida y yo no pensaba casarme... pronto.

Una vez que salí de la regadera y me puse ropa interior, me vestí con una sudadera de mi padre de alguna banda ochentera que no me molesté en leer, unos vaqueros negros y converse del mismo color. Busqué mis lentes y luego mi mochila para luego bajar las escaleras y tomar una tostada. Salí de la casa acomodando los lentes sobre el puente de mi nariz y sonreí al ver a mi amigo Dylan en su auto, el cual le dieron como regalo de los dieciséis.

—Bella dama —dijo sonriendo y abriendo la puerta del copiloto para que yo entrara al coche.

—¿Por qué siento que necesitas algo? —dije mientras subía al coche y él cerraba la puerta.

—¿Necesito querer algo para halagar a mi mejor amiga, la más hermosa de todas? —respondió y rodeó el coche para después entrar y conducir hacia el instituto.

—De hecho, sí, por eso lo digo. Ya enserio, ¿qué quieres? —estaba intrigada. Me miró con sus castaños ojos mientras revolvía su cabello negro.

—Que esta noche le digas a mi madre que estaré haciendo tarea contigo —soltó. De seguro iba a salir con otra de sus conquistas y, a pesar de que me hervía la sangre no lo demostré. Él estaba castigado y yo no iba a consentir que rompiera ese castigo y menos si era de salir con alguna chica. Era una buena excusa para ocultar mis celos, su castigo, el cual, yo no encubriría.

—Olvídalo —respondí seria— si tu madre llega a descubrirlo hasta a mí me va a hacer pagar por todo, así que es un rotundo NO —me crucé de brazos, él comprendió que no bromeaba y que no podría convencerme.

Llegamos al instituto, amarré mi cabello en una coleta y bajé del auto. Inconscientemente estaba molesta con Dylan por salir con cualquier chica por ahí, podría ser que me gustaba, pero eso no me daba derecho a prohibir sus salidas y menos si al demostrar mi molestia corría el riesgo para que él se enterase de él pequeño detalle de que me gustaba. Sería arruinar una amistad de años así que mejor no diría nada. Al entrar a la escuela fui hasta mi casillero para buscar algunos libros y fue cuando llegó Tyler, mejor amigo de Dylan, mi completo dolor de cabeza.

—¿Sabes por qué los ángeles están enojados conmigo? —dijo a mi oído, muy cerca de mí, haciéndome estremecer— porque, en vez de soñar con ellos, sueño contigo.

Una carcajada salió disparada de mis labios. Sus estúpidos piropos nunca faltaban. Siempre andaba molestándome, diciendo que yo le gustaba y cosas así, él no era un típico playboy, pero tampoco un solitario. De hecho, atraía a muchas chicas. Su cabello era rubio con destellos castaños, ojos claros entre miel y café, su sonrisa de revista y todo atributo de un hombre guapo era deseado. Hasta empezaba a creer que era gay, solo lo había visto salir con un par de chicas a pesar de que tenía una buena cantidad detrás de él.

—¿Dejarás algún día esos malos piropos? Empiezas a hartarme —volteé hacia mi casillero y sonreí, aunque él era un dolor de cabeza me caía bien, pero eso subiría su ego, así que no le dije nada.

¡Ríndete, Harper! [COMPLETA][#PGP2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora