Capítulo X: ¿Salida?

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Capítulo X
¿Salida?

    DESPERTÉ PERO ESTA VEZ CON UN sentimiento no muy bueno, me había enterado de algo. No se si bueno o malo, me removí un poco, Newt tenía sus brazos alrededor de mi cintura mientras que yo le daba la espalda. Me giré con cuidado para no molestarlo, se veía tan bien dormido, con el pelo resuelvo, su cara tan relajada, se veía sexy y tierno a la vez, no pude evitar sacar un sonrisa. Abrió los ojos y sobre salté un poco.

—¿Estabas despierto? —pregunté mirándolo.

—Así es. Hoy es tu primer día en el laberinto, bueno... oficialmente —sonreí. Coloqué mi mano en su cabello y lo acaricié.

—¿Me tengo que preparar ya?

—¿Acaso no quieres? —preguntó con una sonrisa en los labios.

—Tengo que, pero me gustaría quedarme aquí más rato contigo —confesé y lo comencé a besar.

—Iris, tienes que ir al laberinto, si no me arrepentiré de haberte echo corredora —enunció entre besos.

Así que así fue. Me vestí y el también. Minho me ayudó también a prepararme, después de eso fue a por Thomas. Cuando ya estamos listos los tres, no dirigimos a la entrada del laberinto, se estaba comenzando a abrir.

—¡Ahora! —ordenó Minho con un tono de voz fuerte. Era para indicarnos que teníamos que entrar. Comenzó a correr, Thomas y yo nos miramos. Nos sonreímos y salimos corriendo al laberinto. Corrimos y corrimos hacia donde iba Minho—. No falta mucho para la sección central —en eso, llegamos a una parte del laberinto el cual no era tan cerrado como el principio. Llegamos a la sección 7—. Que raro.

—¿Qué?

—Se supone que la sección 7 se abría en una semana.

—¿Y este lugar qué es? —cuestionó Thomas.

Habíamos llegado a un lugar en donde habían estructura delgadas, era raro de explicar.

—Es enorme —musité mirando todo.

—Las llamamos placas —contestó Minho.

Seguimos pero esta vez trotando un poco. No debíamos gastar nuestras energías en una corrida. A lo lejos pude ver que había algo en el suelo, nos acercamos y notamos que era ropa.

—Ben la traía, ¿no es así? —dijo Thomas.

En sentimiento de culpa me invadió. Al parecer yo lo había enviando a este lugar y por eso había muerto. Sentí como unas lágrimas salían de mis ojos y mojaban mis mejillas. Nadie sabía lo que había soñado.

—Si, un penitente lo debió haber traído aquí —aclaró Minho mientras se ponían de pie. Ambos notaron que estaban llorando—. Pasa algo, ¿Iris?

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? — pregunta Thomas. Iba a hablar pero en eso se escucha un sonido raro.

—¿Qué es ese sonido? —cambié de tema limpiandome las lágrimas.

Thomas se percató de que el sonido venía del cilindro ese. Rápidamente lo sacó de la mochila de Minho. Efectivamente, el sonido provenía de ahí. Thomas caminó hacia atrás y este se dejó de escuchar, camino hacia enfrente y el sonido se hacía más repetitivo.

—Creo que nos muestra el camino —informó.

Comenzamos a seguir el sonido, hacía unas cuantas paradas pues al parecer si nos mostraba un camino. Llegamos a un especie de pasillo. Me acerqué un poco a las orillas y noté que daba al vacío.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐳𝐞 𝐑𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫: 𝐂𝐨𝐫𝐫𝐞𝐫 𝐨 𝐌𝐨𝐫𝐢𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora