Miedo A Los Alfas -Finalizada-

Capítulo 4

Pov:Izuku.

Ya hemos caminado unos cuantos minutos en completo silencio, bueno no en uno muy completo que digamos ya que Eri empezó a decir los pros y los contras de andar con un desconocido... Ya va por el contra número 85 y aún no ha dicho ningún pro... Tampoco esperaba que dijera uno.

—Ya llegamos —hago a Eri callar, y la bajo, ya que aún la mantenía entre mis brazos.

Solo me ve.

—Voy a ir al baño —es tierna cuando comienza a "bailar" por las ganas de orinar.

—¿Te acompaño? —niega fervientemente con la cabeza.

—Puedo ir sola —dicho eso entra a la heladería de manera apresurada.

Se le hará fácil hablar con quién sea para preguntar.

—Oye.

Por un momento se me había olvidado que seguía con nosotros.

—¿Si?

—¿Te gusta el tiburón? —¿Tiburón?

Tiburón... ¿Se refiere a Kirishima?

—¿Qué? No, todo fué un malentendido. Solo le pedí el número porque había salido con mis amigos, y uno de ellos tenía nervios de ir él mismo a preguntar y me pidió hacerlo por él entonces... —si, su expresión me pide llegar directo al punto —. Tú amigo no me gusta.

—De tu haber elegido, ¿A quién se lo pedirías? —¿Ah?

Es obvio, si ya aclaré que Kirishima no me causa nada la respuesta es más que clara.

Presiento que solo quiere escucharlo salir de mi boca.

—Es que no conozco a ninguno.

—Solo elige —calma, no tienes que ser tan agresivo.

—De haber elegido... Serias tú —es la verdad.

Él no es tan malo a la vista. Es alto, y con buenos rasgos, incluso sus ojos son...

Espera... ¿Estoy diciendo que me parece atractivo? Pero yo no lo conozco y además se ve que su carácter es fuerte y da miedo a veces... Solo me dejo guiar por la apariencia física y eso no es bueno.

—¿Y por qué no me lo pides? —escucharlo me hace salir de mis pensamientos.

—¿Tu número?

—Claro, tonto, ¿Qué más me pedirías? ¿Matrimonio?

Me sonrojo un poco por la idea de pedirle matrimonio... ¿Cómo se verá con vestido? ¿O soy yo quien llevaría el vestido?... Creo que sería yo por ser el omega... Aunque algunas chicas son alfas y se ponen vestido.

—Pecoso, Respóndeme.

Está molesto, pero no puedo evitar pensar tanto en las cosas.

—Puedes... ¿Puedes darme tu número?

Lo estoy haciendo solo porque parece que su orgullo está herido. ¿Qué? Soy observador.

Y por la clase de persona que creo que es entonces me parece la única respuesta fiable.

—No.

¿Qué?

—Pero tú... —¿Acaso se está riendo?

Hay personas raras en este mundo.

—Bromeo —si lo dices tan seriamente es cuestionable.

Sus cambios de humor son aterradores.