Capítulo 8, La cena.

110 11 0
                                    

-¿Dónde te apetece ir?-pregunto.

-Donde quieras yo invito.-dice Logan.

-De ninguna manera, quiero ser lo suficientemente independiente como para pagar mi cena yo sola, ya que para algo trabajo, así que ni hablar, pagamos a medias y ya está-dije moviendo las manos exageradamente mirando al frente y con clara indignación.

-Wow- se le escuchó decir.

Rápidamente miré su expresión y era de desconcierto, seguramente habrá salido con otras chicas que estarían encantadas de que pagase él, pero esto ni es una cita, ni tengo nada con él, simplemente es mi compañero de piso.

-Está bien bella dama, pagaremos a medias entonces.-dijo sonriendo, aun incrédulo- Pero aún no me has dicho donde te apetece ir- me miró.

-Me da igual, siempre que no sea un italiano de esas perfectas mesas redondas, manteles blancos, y con adornos florales en el centro-dije sin importancia, mirando al frente- Vayamos a Mcdonals, por favor-dije poniéndole pucheros.

-Como usted quiera- dijo rodando los ojos.

El trayecto hasta Mcdonals fue de unos diez minutos. Me gustaba mirar a Logan mientras conducía, se le veía tan guapo.

Una vez que llegamos, nos sentamos en una mesa para dos, y Logan fue a encargar los pedidos mientras yo guardaba el sitio.

NARRA LOGAN:

Fui a por los pedidos mientras Claire guardaba los sitios.

Estoy contento de que ya esté instalada, sé que a partir de hoy mis días no serán tan monótonos y aburridos.

Claire no es una chica cualquiera, he descubierto que a pesar de su tamaño puede tener mucho carácter, y que puede comerse cuatro hamburguesas de Mcdonald ella sola. Además me encanta la forma que tiene de exagerar las cosas, su sentido del humor, que se ponga nerviosa cuando me ve salir de la ducha, como huele.

Llegué a la mesa, y empezamos a comer, Claire era muy graciosa comiéndose las patatas de una en una, comía mucho y muy lentamente, calculé que estaríamos aquí unas tres horas más si seguía a ese ritmo. No me molesta.

Estábamos pasándolo bien, ella me contaba cosas que había hecho con su amiga Mery en su apartamento, hasta que llegó John, como que una vez Mery trajo un periquito de la tienda de animales que su jefe le dijo que tenía que cuidar durante el fin de semana, a Claire se le escapó cuando abrió para echarle de comer y estuvieron todo el día y parte de la noche para capturarlo. Es tan graciosa.

Cuando Claire iba por su tercera hamburguesa llegaron dos chicos más o menos de nuestra edad, uno era rubio y otro moreno, eran bastante altos y tenían unas pintas muy raras, vestían de negro y llevaban dilataciones y tatuajes.

Yo estaba de espaldas a ellos. Empecé a escuchar comentarios groseros sobre Claire. Me giré un par de veces a dedicarles una mirada amenazante, pero nada ellos seguían hablando cada vez más alto.

Una vez más me giré.

-¡Eh!, ¡¿Qué miras tanto tío?!-dijo el moreno poniéndose de pie.

-¡¿Qué coño os pasa?! Dejad de hablar así de ella.- apreté los puños y me levanté.

Escuché la voz de Claire diciendo que lo dejara pasar y luego sentí su pequeña mano en la mía, la miré y tenía cara de rogarme que parase. Pero de repente sentí como me echaban un líquido frío por encima de la cabeza. Uno de los chicos me había tirado su refresco por encima.

Miré a los capullos y el moreno tenía el refresco vacío en la mano. Reaccioné dándole un puñetazo en toda la mandíbula. El chico rubio se me lanzó encima y me cogió de la chaqueta mientras el otro se ponía de pie y le ayudaba, el rubio recibió dos puñetazos, uno en la nariz y otro en la boca, el moreno me partió el labio, hasta que de repente sentí dos manos fuertes que me echaban par atrás, eran dos hombres que habían venido a separarnos, Claire tenía la cara horrorizada.

Echaron a los dos chicos fuera del Mcdonalds, yo sólo miraba de pie a Claire que se había sentado porque le temblaban las piernas. Mierda. Se pensaría que era una clase de monstruo que iba siempre metiéndose en peleas, pero no, yo sólo quería defenderla, no me gustaba que esos chicos estuvieran hablando así de ella. La conocía desde hace muy poco tiempo, pero Claire me daba una sensación de conocerla de toda la vida que pocas personas podían conseguir.

-Vámonos-dijo ella.

¿Estará enfadada? Seguro que sí, y además tenía razones para estarlo, tenía que haber parado desde la primera vez que el chico me había hablado por primera vez, pero ¡Me ha echado el refresco por encima! ¿Qué otra opción tenía?

La seguí hasta la puerta, y después hasta el coche y habló.

-Conduzco yo-dijo, y no era una pregunta, era una afirmación.

Por su cara estaba seguro de que no debía discutir con ella, así que saqué las llaves de mi pantalón y se las di.

Subimos al coche y nos pusimos rumbo a casa.

Espero que Claire me perdone.

¡Demasiado para mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora